Irregularidades que van desde la existencia de manuales de operación hasta robo y tráfico de refacciones han sido descubiertas por la Procuraduría General de la República en el manejo de la flota aérea.
Entre las anomalías se encuentran además la simulación de reparaciones, extravío de bitácoras de vuelo y de reportes de mantenimiento, contratación de seguros para helicópteros y aviones que no sirven, la realización de vuelos en naves sin condiciones de aeronavegabilidad.
Además, se tiene la sospecha de que algunos aviones han sido utilizados para transportar droga, lo cual dio origen a una de las investigaciones de mayor envergadura que se desarrollan en la dependencia.
La indagatoria se abrió para indagar a más de 12 funcionarios involucrados que laboraron desde el 2006 en la Dirección General de Servicios Aéreos (DGSA) de la PGR.
Al respecto, la procuradora Marisela Morales descubrió que con presupuesto destinado a la dependencia, se pagaban los costos de embalaje de piezas que los servidores públicos hurtaban para luego enviarlas a los compradores, lo cual derivó en una auditoría que aún está en proceso y que determinó que del total de 80 aeronaves de la flota, sólo cinco se encuentran en condiciones óptimas de operatividad.