A pesar de su definición, la compañía rusa que fabrica los legendarios rifles de asalto Kalashnikov, encara tiempos difíciles por la caída de pedidos del ejército ruso y la piratería.

 

A Dmitry Rogozin, viceprimer ministro a cargo de la industria de la defensa de Rusia, le gusta lanzar declaraciones contundentes mientras viaja y realiza apariciones en público, algunas de las cuales intentan revivir el orgullo de los rusos por su país.

 

Muchas veces revive anécdotas de cuando era embajador de su país en la OTAN. En Bruselas, recuerda, escuchó más de una vez de sus colegas de otras naciones: “En estos días los optimistas aprenden inglés, los pesimistas aprenden chino, pero los realistas aprenden cómo operar una AK-47”.

 

Así inicia Christian Neef su artículo sobre la esperada muerte de Izhmash, que publicó en la revista Der Spiegel que comenzó a circular el pasado 3 de septiembre en Alemania.

 

Izmash es una fábrica, ubicada en la ciudad rusa de Izhevsk, en donde las palabras pronunciadas por Rogozin sobre la fama global del Kalashnikov durante su más reciente visita fue una especie de bálsamo para el alma de los trabajadores locales. En ese lugar nació y se fabrica el AK-47.

 

Pero en Izhmash no se reconoce tan fácilmente como la herramienta para matar los está matando.

 

Neef recuerda que el arma, conocida en Rusia simplemente como “avtomat”, es muy admirada por los estadunidenses. Rogozin les explica que la élite militar de la potencia americana generalmente la usa, a pesar de que los políticos recomiendan a sus soldados comprar armas fabricadas en EU.

 

Les recuerda que los coleccionistas la piden en todo el mundo, y que incluso en Afganistán siguen ordenando miles de nuevas AK-47, a pesar de que hay 140 mil soldados de la OTAN, supuestamente protegiendo a la población.

 

Rusia nunca le ha dado al mundo un auto o un súper jet. Pero durante 60 años que han pasado desde su debut, la Kalashnikov parece ser el símbolo de la tecnología de esa nación.

 

Calculan que más de 100 millones de AK-47 se han fabricado en el mundo.

 

El arma ha auxiliado a los guerrilleros en las junglas de Vietnam contra sus enemigos estadunidenses, los líderes de Mozambique la incluyeron en su bandera, y el líder de Al-Qaeda, Osama bin Laden, siempre aparece con ella en los videos que grabó para lanzar sus mensajes a sus seguidores. En estos días, las kalashnikovs son el equipo estándar de cualquier ejército rebelde en África. Y si nos permiten agregar, compañeras fieles de algunos de los narcotraficantes más temidos en México. Los llamados cuernos de chivo.

 

Herramienta ideal

 

Christian Neef dice que el rifle no es una maravilla técnica. No es particularmente sofisticada. Ni es estéticamente atractiva. Es más como un Volkswagen, que como un Porsche: simple, ruda e indestructible.

 

Los diseñadores tenían en mente el principio de la simplicidad cuando la concibieron. La herramienta ideal para la violencia en zonas de conflicto. Funciona a pesar de ser expuesta a una tormenta de arena o a una lluvia intensa. Incluso los soldados estadunidenses que pelearon en Vietnam preferían cambiar sus M16 por Kalashnikovs, una vez que capturaban o mataban a sus enemigos, porque el AK-47 no perdía su precisión ni en la húmeda selva.

 

“Yo sé a quién le debo rezar y quién vendrá a ayudarme. Mi Dios cuelga de una correa de cuero y tiene el logo de una sencilla fábrica Rusa. Kalashnikov es mi único Dios”, dice una canción de Dmitry Poltoratsky.

 

Esa canción fue escrita en 2001, año en el que las cosas comenzaron a ir de mal en peor para la fabricante de estas armas. Ese tipo de himnos y canciones, además de las ventas que presumen en Estados Unidos, son un síntoma de su mala racha.

 

El Ministerio de Defensa Ruso, el principal comprador de Kalashnikov, dejó de pedir el arma hace unos meses. El encargado de defender a los rusos se dio cuenta de que tenían tantos de estos rifles que si seguían comprando no tendrían donde ponerlos. Las armerías están llenas de ellos. Además, argumentaron que es tecnología vieja. Con el tiempo, explican, las guerras a gran escala han terminado y ahora se necesita una nueva arma para sofocar los conflictos locales. Precisión, en lugar de una lluvia constante de fuego sobre las masas de enemigos. Por eso planean destruir cuatro millones de AK-47 de aquí al 2015.

 

Como resultado, los negocios van mal en la fábrica de Izhevsk. La compañía que los zares establecieron hace 200 años para fabricar armas para enfrentar a Napoleón, la compañía a la que Stalin le ordenó crear un rifle de asalto como el alemán MKb 42 durante la Segunda Guerra Mundial, está en bancarrota desde que inició el año. Acumula pérdidas por 78 millones de dólares de 2011 y una deuda de unos 150 millones de dólares que sigue creciendo todos los días.

 

La producción de la fábrica está a la mitad y la compañía está bajo el control de una empresa estatal que debe resolver qué hacer con ella pronto.

 

La fábrica no puede culpar a los militares rusos de todos sus problemas. Otra de las fuertes heridas abiertas es la piratería. El AK-47 se clona casi en todos los continentes: en Bielorrusia, Bulgaria, Rumania y Serbia, en los países africanos y principalmente en China. Esto se hace generalmente sin licencias, y el costo de las armas clonadas es por lo general mucho menor que el de las originales rusas.

 

Renovarse o morir

 

La empresa está probando nuevos productos para tratar de sobrevivir al ataque. Revivió el Saiga, un rifle que dicen es la versión light del Kalashnikov, pensado para ir a cazar saigas, una especie de antílope que está en extinción y que provocó a su vez la muerte comercial de este producto hace décadas. También manufacturan cañones para jets de combate y otras armas de destrucción masiva de precisión. No quieren darse por vencidos en un negocio que lleva dos siglos funcionando.

 

Incluso están promoviendo el AK-12. Un nuevo Kalashnikov al que le pueden adaptar un lanzagranadas, mira láser y un dispositivo de visión nocturna. Puede disparar una bala, tres balas o estar en automático. Asimismo, su cargador es de 60 tiros, en lugar de 30. Los diarios rusos dicen que eso es puro bluff. Que es el mismo AK-47.

 

Izhmash además planea enfocarse en algo que había ignorado durante años: branding. Ha lanzado una campaña global para darle un nuevo brillo a su marca más famosa.

 

La ciudad cercana de Glasov, por ejemplo, produce un vodka llamado Kalashnikov que se vende en enormes botellas que tienen la forma del rifle. Hay versiones de plástico del arma, hechas en China, y una empresa llamada MMI, en la ciudad alemana de Solingen, tiene los derechos para fabricar relojes y sombrillas con el logo de la Kalashnikov. Izhmash también planea usar el nombre para una línea de ropa pensada para los millonarios.

 

Neef recuerda que Mikhail Timofeyevich Kalashnikov, el diseñador del rifle, un héroe en esa nación, tiene 92 años y una salud muy deteriorada. Nadie le ha dicho que su rifle ya fue asesinado por las autoridades militares de su nación. De acuerdo con el diario Isvestia, informarle que eso pasó sería un impacto muy fuerte para una persona de su edad.

 

(Con información de Der Spiegel)