El fin de semana me dí una escapada romántica al bello puerto de Acapulco para descansar. El Banyan Tree Cabo Marqués se ha convertido en mi refugio favorito para cargar pilas. No sólo es fácil de llegar, dada su proximidad al Distrito Federal, sino que también este hotel se encuentra en una ubicación privilegiada. Nada tiene que ver esta experiencia con las típicas imágenes de Acapulco. Al llegar uno inmediatamente se siente transportado al sudeste asiático o algún lugar lejano.

 

La construcción está edificada sobre un pronunciado acantilado con impresionantes vistas. Sus 45 habitaciones son grandes cubos de vidrio que crean la sensación de estar suspendidos en medio de la nada. Cada habitación se accesa vía una puerta independiente que abre hacia el patio interior. Cada patio tiene una pequeña alberca con vista al mar. Da click aquí para leer la columna completa de Ana Saldaña