Pekín. Las tareas de rescate tras el terremoto que dejó al menos 80 muertos y 820 heridos en el suroeste de China se intensifican hoy, entre advertencias de que el mal tiempo puede perjudicar los trabajos de búsqueda y asistencia.
Entre las víctimas del seísmo se encuentran al menos tres niños, alumnos que asistían a clase cuando sus escuelas se derrumbaron.
Según explicó a la agencia oficial Xinhua el subdirector del Departamento de Educación del condado de Yiliang -el más afectado por el terremoto- Zhou Guangfu, los estudiantes se encontraban en clase en una escuela primaria de la aldea de Jiaokui cuando se produjo el movimiento de tierras.
Ocho de los estudiantes quedaron atrapados entre los escombros y los maestros y aldeanos sólo pudieron rescatar con vida a cinco, agregó Zhou.
El Departamento de Asuntos Civiles de la provincia de Yunnan, la más afectada por el desastre, ha advertido que el número de víctimas pueda aumentar a medida que los equipos de socorro logran llegar a aldeas montañosas de difícil acceso, donde las infraestructuras de comunicaciones y el suministro de electricidad han quedado muy dañados por el sismo.
La televisión estatal china, CCTV, informó hoy de que se ha conseguido abrir una carretera de acceso a una de las zonas más afectadas, y que había quedado cerrada por una avalancha de rocas tras el seísmo en esta zona de montaña, dedicada a la minería y la agricultura.
Pero el Centro Nacional Meteorológico chino, citado por la agencia oficial Xinhua, indicó que las tareas de rescate pueden quedar perjudicadas por un pronóstico de lluvias continuas a lo largo de los próximos tres días en la zona, que puede sufrir “desastres geológicos provocados por la lluvia”.
El primer ministro chino, Wen Jiabao, que se desplazó el mismo viernes a la zona afectada, instó hoy a multiplicar los esfuerzos en la búsqueda de supervivientes, tras recordar que las primeras 72 horas son vitales en las tareas de rescate tras un terremoto, informó Xinhua
Wen, que se encuentra en la zona montañosa de Yiliang para dirigir las tareas de rescate y visitar a los afectados, ha pedido a los equipos de asistencia que lleguen a todas las aldeas afectadas a lo largo del día de hoy.
En un sentido similar se pronunció el presidente del país, Hu Jintao, quien desde Vladivostok, donde participa en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), pidió el lanzamiento de esfuerzos inmediatos para asistir en los trabajos de asistencia a los afectados.
Más de 100.000 personas quedaron evacuadas, mientras que otras 100.000 requieren nuevo alojamiento después de que el seísmo, de 5,7 grados en la escala Richter, destruyera en la provincia 6.650 viviendas y dañara otras 430.000, según los datos divulgados por la agencia oficial Xinhua.
En Guizhou, según estos datos, dos personas quedaron heridas y más de 10.000 casas han quedado dañadas por los temblores de tierra.
Las pérdidas económicas, según el Departamento de Servicios Sociales de Yunnan, alcanzan ya los 3.500 millones de yuanes (551 millones de dólares).
El terremoto se registró pasadas las 11.00 horas locales (03.00 GMT) del viernes en la zona fronteriza entre las provincias de Yunnan y Guizhou, según datos del Centro de Control de Terremotos de China.
El seísmo, que fue seguido de hasta 16 réplicas, localizó su epicentro a unos 15 kilómetros del centro de Yiliang y a una profundidad de 14 kilómetros. Esa escasa profundidad, según los expertos, ha contribuido a dejar más destrucción.
En Guizhou, de momento, sólo se han reportado daños materiales pero ninguna víctima mortal.
Las autoridades, no obstante, estiman que el número de afectados de ambas provincias asciende a 700.000.
El oeste de China es una zona con frecuente actividad sísmica. En 2010, un temblor de 7,1 grados en la provincia de Qinghai (centro oeste) dejó un saldo de 300 muertos y más de 8.000 heridos.
Fue en esta misma zona pero en la provincia de Sichuan donde se registró en 2008 el terremoto más grave en más de tres décadas en China, que dejó un saldo de 88.000 fallecidos y desaparecidos.
Entonces, buena parte del número de muertos se achacó a la escasa calidad de las construcciones, incluidas escuelas públicas.