Hace 25 años, Emiliano Pérez Cruz ganó fama literaria por sus crónicas sobre Nezayork, no solamente por haber acuñado el término, sino por representar con su personaje: Pata de Perro, al habitante típico, el precarista que fue conformando una lucha social para obtener muchos de los servicios públicos de los que hoy disfruta la gigantesca Ciudad Nezahualcóyotl.
Pérez Cruz ofrece a 24 HORAS su explicación de lo acontecido la semana anterior, con la ola de rumores que se extendió como furiosa nube sobre la población de Neza; también una retrospectiva de cómo ha evolucionado ese municipio desde que se fundó.
“Las condiciones estaban dadas para que se desatara el miedo y la sicosis entre los nezayorquinos. La mitología urbana mantiene esa leyenda negra del cartel de La Familia extorsionando a todo mundo, hasta en los pobres mercados, para que paguen su cuota y se mochen. Tienes un changarrito, apenas la medio pasas, pero te dicen cáete con tu choya o te levantamos o te madreamos. La gente de por ahí es buena, por tanto muy espantada, y por eso fácilmente prenden los rumores.
El escritor cuestiona además la manipulación que se llevó a cabo desde las redes sociales, así como de algunos medios que retomaron dichas fuentes como válidas, o bien que al difundirlas sin verificar les dieron fuerza:
“Con perdón de tus lectores, antes decíamos que No hay pendejo sin portafolios o crudo que no sea humilde, pues así, hoy no los hay sin celular o cuenta de Youtube, para subir un video donde no se vea nada, solo sombras, pero eso sí, le pegues una etiqueta que diga: Pruebas de la balacera que se soltó ayer en Neza”.
Emiliano, hijo de uno de los primeros hombres que en 1964 decidieron poner sus plantas campesinas sobre los llanos que se hacían llamar “Del vaso de Texcoco”, ya es padre, de una familia pobladora ya no de Neza, sino de Iztapaluca, “más oriental que un chino”.
Pérez Cruz pertenece a la segunda generación de familias de Neza, mismas que, tras la fuerte urbanización del municipio y el encarecimiento del suelo, “nos fuimos desdoblando hasta convertirnos en diásporas”.
“Un día resultó que los nezahualcoyenses que ya no cabíamos en el segundo piso de nuestras casas de tabique o que ya no podíamos pagar el costo de un terrenito, nos fuimos a poblar Ixtapaluca, Chalco, Chimalhuacán, porque un terreno en cualquier de estos terregales te salía en tres mil varitos, mientras que en Neza te lo dejaban ir por medio millón. O sea, expulsión de Neza hacia otros lares, con familias desdobladas que fuimos a fundar nuevos Nezas”.
Con su primera obra recopilada en libros que siguen circulando, a Emiliano Pérez Cruz le sucede en familia lo que a muchos periodistas que han escrito temas sociales en el pasado y que nuevas generaciones, montadas en el futuro, apenas comprenden.
“Mis chavos me veían como la arqueología de Nezayork. Fue un mundo de ficción hablarles del puñado de andrajosos que llegamos del suelo agrícola. Son chicos que nacieron en el pavimento, con su agüita, luz y hasta Internet; con su Tuiter y su Feis, o inmersos en selvas urbanas que ya cargan especímenes como los Tijuanos y otros locos que te caen desde la esquina más alta del país”.