El presidente de EE.UU., Barack Obama, proclamó hoy cuatro días de luto en honor a la memoria del embajador estadounidense en Libia, Chris Stevens, y de los otros tres estadounidenses que fallecieron ayer en un ataque a la sede diplomática del país en la ciudad de Bengasi.
Obama ordenó que las banderas estadounidenses permanezcan a media asta hasta “la puesta de sol del próximo 16 de septiembre” en la Casa Blanca y en todos los edificios y terrenos públicos, así como en los edificios del Gobierno Federal y buques y estaciones navales pertenecientes a Estados Unidos.
“También ordenó que la bandera se ice a media asta para el mismo período de tiempo en todos las embajadas, legaciones, oficinas consulares y otras instituciones de Estados Unidos en el extranjero, incluidas todas las instalaciones militares y las estaciones y buques de guerra”, añadió la proclamación.
Stevens, quien se encontraba en Bengasi en un viaje oficial, y un miembro de la seguridad del consulado y otros dos estadounidenses murieron como consecuencia del asalto e incendio a la sede de la misión diplomática por un grupo de personas.
Una protesta realizada a imagen de la que se llevó a cabo en El Cairo, donde cientos de personas, muchas de ellas de tendencia salafista, irrumpieron en la embajada y arrancaron la bandera estadounidense, que sustituyeron por una negra con la “shahada”, la profesión de fe del Islam (“No hay más dios que Dios y Mahoma es su profeta”).
Este doble ataque contra la misión diplomática de EE.UU., uno de los países que más apoyó a los rebeldes libios en su levantamiento contra el régimen del fallecido Muamar al Gadafi, no es el primero, aunque sí el más sangriento y grave en la historia reciente del país.