Cuando se iniciaron las transmisiones de televisión, España era dominada por el franquismo, los idiomas regionales estaban prohibidos y se conservaban básicamente porque se usaban a nivel familiar mas no en las calles. Para cuando murió Francisco Franco, la televisión se había arraigado en la vida de muchas familias españolas, pero siempre con programas en castellano. Muchos catalanes de más de 40 años recuerdan el inicio de transmisiones en catalán, como una fecha histórica.
Franco, gallego, fue un ferviente enemigo de los regionalismos en la península ibérica. El tema ha pesado mucho en la agenda política de las últimas cuatro décadas, y cada reforma ha reforzado a las, hoy, 17 regiones autonómicas. Dos de ellas han sido particularmente propensas a la independencia: el País Vasco y Catalunya.
El País Vasco ha reforzado su vocación separatista por dos elementos, por un lado, el hecho de que su idioma, el Vasco, sea la única una lengua no latina hablada en la península; y por otro, por la presencia de un grupo terrorista, la ETA, que en algún momento fue poderosa y temida.
Catalunya, por su parte, tiene una gran identidad. La bandera de cuatro franjas rojas y cinco amarillas se despliega más allá de las fronteras de la región; más de la mitad de la población hoy se manifiesta como simpatizante de la independencia y el idioma es hablado regularmente por la mitad de la población.
Catalunya pertenece a España desde hace 298 años. En aquél entonces, el 11 de septiembre de 1714, Barcelona cayó después de varios meses de sitio. No fue voluntad catalana ser parte de España. Fueron conquistados. El propio Don Quijote, en la Segunda Parte, justo antes de volver a casa y morir, narra su llegada a tierras catalanas, el encuentro con su lengua y la entrada a Barcelona; el Quijote está en otra tierra, claramente.
El nacionalismo catalán es un tema sensible: los españoles se ponen iracundos cuando uno menciona las inclinaciones independentistas de los catalanes y los catalanes sonríen. Entre los orgullos catalanes de los últimos años están los dominios de internet: ahora la sitios catalanes no son .es sino .cat, por una gestión exitosa de los independentistas.
En décadas recientes, las teorías nacionalistas han evolucionado. De ser un elemento romántico circunscrito a fronteras crecientes, pasó luego a ser el mismo elemento romántico pero con fronteras estables. Hoy los teóricos hablan de “etnonacionalismo”, es decir, algo que evoca elementos de identidad, más que una asociación con estados – nación constituidos.
Esta semana, en la celebración de la Diada, el día de Catalunya, la población se volcó a las calles. 1.5 millones de manifestantes, equivalentes al 95% de la población de la Municipalidad de Barcelona y al 20% de la población de Catalunya, reclamó la independencia de su país. Esta explosión independentista fue alentada por el propio presidente de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, quien condicionó la permanencia de Catalunya en España a un nuevo pacto fiscal, que ha sido reiteradamente negado por el presidente español Mariano Rajoy.
De nuevo el mapa se modificará, pero esta vez será en paz, a diferencia de lo que se vivió en los Balcanes y otras regiones del mundo. La ruta de la Independencia de Catalunya no tiene ya retorno. Los españoles no se han dado cuenta y se resisitirán, apoyados por la geopolítica y la manipulación televisiva en castellano. Europa no se ha dado cuenta (los independentistas, por cierto, reclaman una Catalunya europea). El mundo no se ha dado cuenta. La Cancillería Mexicana seguro tendrá una postura conservadora, pero lo que ocurrió en las calles de la capital catalana el pasado 11 de septiembre, cuentan, fue impresionante.
@GoberRemes