Comentábamos la semana pasada sobre las posibilidades de la impresión 3D y cómo algunos comienzan a llamar a esta práctica una nueva “revolución industrial”. Al margen de que ya es posible que un consumidor (o paciente) le pida a su ortopedista o dentista—siempre y cuando estén al tanto y sean partidarios de las nuevas tecnologías— que ordene un injerto óseo o un nuevo implante a un fabricante con el equipo 3D necesario, hay otras aplicaciones un poco más mundanas pero no menos sorprendentes.

 

Aquí podríamos mencionar el viejo cliché de que estas prácticas rompen el molde pero, como se trata de impresiones a partir de programas de software de diseño, no hay nada que romper. Así que por ello presentamos aquí un Top 5 de aplicaciones tangibles de impresiones en tercera dimensión. Algunas podrán ser frívolas y otras no tendrán una aplicación útil, pero son todas muestras de innovación, sin la cual, el futuro no sólo sería más aburrido, sino sería menos posible.

 

Arte. La artista británica Sophie Kahn (sophiekahn.net) es famosa por sus esculturas de rostros y torsos humanos. Utilizando un escáner cinematográfico (como los utilizados en las sagas de películas como El Señor de los Anillos y las más recientes de Star Wars) y software para impresión en 3D, Sophie ha participado con sus obras en varias exposiciones de arte digital. La artista originalmente estudió fotografía pero siempre le frustró la opacidad en los retratos que hacía, por lo cual comenzó a experimentar con las impresión digital en tercera dimensión. Aunque sus manos no tocan el material final, ella se dice escultora porque en sus modelos de 3D ella “edita” el resultado de sus rostros escaneados.

 

Moda. Este es uno de los nichos en los que las aplicaciones de las nuevas tecnologías pueden explotar de manera más visible y espectacular. De hecho, ya hay pasarelas y expos en las que muestran piezas de diseñador elaboradas a partir de software e impresas minutos antes de su presentación. En este nuevo mundo del 3D Fashion no hay límites: zapatos, joyería, sombreros… los diseñadores están lanzando propuestas con formas y texturas con las que antes simplemente apenas hubieran podido soñar.

 

Algunos de los principales exponentes son Niccolo Casas, Ross Barber y la joyera Silvia Weidenbach. En breve será factible que los amantes de la moda acudan a un catwalk y al concluir los desfiles ordenen un modelito y se los entreguen, recién saliditos de la impresora, a la salida.

 

Comida. Chef, ¿me imprime mi pasta sin pimienta? Ese es un lujo que por ahora sólo se permiten los empleados de Google en su campus de California. Y es uno de los cocineros, Bernard Faucher, comenzó a utilizar tecnologías de impresión en 3D para diseñar diferentes versiones de sus mejores pastas. En una entrevista en YouTube se puede ver a Faucher explicando su proceso de imprimir una “pasta única y súper personalizable” a la medida de los deseos del comensal.

 

Deportes. Quizá uniformar a los miembros de delegación olímpica mexicana deje de ser un problema similar a mandar a un astronauta a la luna con alguna aplicación de impresión 3D. Esa es una buena vía dados los resultados de Crux Product Design, una firma británica que diseñó y fabricó los cascos del equipo de ciclismo del Reino Unido. Los cascos, de apariencia futurista, se construyeron según la particularidad craneal de cada ciclista. El resultado se vio en el medallero, dominado en el ciclismo por el equipo británico, que ganó 7 de 10 oros en la pista.

 

Música. Un diseñador mexicano ha causado furor con sus “paisajes microsónicos”. Así es como Juan Manuel Escalante define las impresiones 3D de canciones que elabora en su estudio Realitat (realitat.com). Escalante consigue “visualizar” las ondas sonoras y las vuelve en un modelo tangible y único ya que cada pieza musical tiene sus propios patrones. Lo que hace Escalante es captar esas ondas, las convierte en un algoritmo y luego imprime esos patrones para representar el “aspecto espacial” de determinada canción.

@alex_angeles