Militantes del PAN protagonizan una pelea a tres bandas: el senador Javier Corral, a través de una carta publicada por el diario Reforma, critica al presidente Felipe Calderón y lo llena de adjetivos. Pero el de Chihuahua ha sido uno de los blancos predilectos de Juan Ignacio Zavala, ex vocero de la campaña presidencial del partido y cuñado del mandatario.
El primero acusa a Calderón de autoritario y ser causante de la derrota en la elección por la Presidencia; Zavala, quien trabajó en la coordinación de comunicación de la PGR, Relaciones Exteriores y la Presidencia con Vicente Fox, dice que Corral busca la presidencia del PAN y para alcanzarla quiere usar el vestido de “anticalderonista”.
Javier Corral
“Los resultados de tus políticas están a la vista. El duopolio televisivo es hoy más poderoso que hace seis años y Peña Nieto es el presidente electo”.
Espérate a que conozcas la condición humana a partir de que dejes el poder y entiendas que lo que más te ha perjudicado eres tú, tu carácter colérico al que le gana el coraje en cualquier momento
Al llamarme cobarde ante los senadores y estando yo ausente, te has pasado de la raya. Pero podemos aprovechar tu desahogo discutiendo nuestras diferencias cuando quieras, en donde quieras y ante quien quieras.
En el asunto de Zavala ni me quiero detener, traigo una discusión con el dueño del circo, no con los payasos. Mi carta no es irrespetuosa, es dura y a mí se me ha llenado de improperios y descalificaciones.
Se ha colocado por encima de cualquier valor acuerpar a Calderón a como dé lugar. Ese es un error, tanta incondicionalidad es lo que echó a perder al Presidente. No creo que esto abone a la división del partido. Este no es un asunto de partido, es un asunto de dignidad personal, de salir en defensa de mi propio honor.
Yo he salido a hacerme cargo del contenido de la carta, no de su divulgación. Yo no filtré esa carta.
Las voces que han salido a increparme, son las de menos prestigio, por decirlo de manera amable, en el propio partido.
El que está buscando dirigir al PAN es Calderón no yo. El que se quiere quedar con la presidencia del partido es el Presidente de la República. El proceso ni está abierto. Y si así fuera, no es ningún delito de nadie aspirar a dirigir al PAN.
Juan Ignacio Zavala
Ya salió, cual ave de rapiña, Javier Corral a lanzarse para quedar en lugar del tambaleante Madero que ha perdido no sólo elecciones, sino hasta el estilo y la seriedad. Corral ha definido una estrategia de pegarse a la izquierda, para lo cual ya puso a chambear a su paisano Madero y que le abra camino. Corral ha decidido agrupar el anticalderonismo y usar al actual presidente del partido para sus propósitos (29 de julio)
Al mismo tiempo, en una de las mazmorras enfundado en su traje nazi, Javier Corral se mantiene en firmes y mueve su bigotito hitleriano mientras observa al secuestrado, el señor Madero, a quien se tuvo que llevar con todo y escritorio porque se había encadenado a él. De pronto, Herr Corral pega con su fuete en el escritorio y ordena: ¡grrrrita viva López Obradorrrr! Madero se asusta pero contesta: ¿que no ese bato había dicho que tú eras un reaccionario de abolengo?
Este chihuahuense ha decidido lanzarse por la presidencia del partido a partir de una maniobra: filtrar una carta llena de insultos dirigida al presidente Calderón. A partir de eso Corral construirá y buscará el liderazgo del anticalderonismo. De eso trata su misiva.
Corral llama cobarde a Calderón, le dice que está fuera de la realidad. Con alardes de macho de cantina, dice que él defiende su honor al contestarle y decirle las cosas “en su cara”. Bueno, la verdad es que no resulta tan honorable aventarle de pedradas y culpar de todo a quien está a punto de cerrar la puerta; filtrar una carta a escondidas tampoco puede tomarse como decirle las cosas “en su cara” y no parece soporte de “nunca te he tenido miedo”. Pero es el concepto de defender el honor que alega el senador.
Tienen razón quienes dicen que si Corral no fuera cobarde ya estaría en el PRD, pero eso nunca va a suceder y no por los principios del senador, sino porque sabe que su valía es ser disidente en el PAN, que en el PRD sería uno más. Corral siempre ha jugado a ser el discordante en las decisiones del PAN, por eso nunca aparece defendiendo al partido: siempre se le verá vomitando en la puerta de su casa.
Así inicia su campaña Javier Corral: designando un grupo adversario y dispuesto a construir desde la envidia y el rencor y, por lo mismo, tendrá seguidores. Dice Corral que entre sus características no está la de cobarde. Puede ser. Simplemente es miserable.