La comedia es probablemente uno de los géneros más lastimados en el cine mexicano. Luego de la explosión y posterior reinado de las “sexy comedias” en los años setenta y ochenta en nuestro país, a la comedia le ha tomado mucho más tiempo que a otros géneros levantarse del letargo (argumental, actoral, presupuestal) para volver a figurar de manera contundente en la cartelera nacional.
No es para menos, la comedia mexicana no sólo tuvo que escapar a las fórmulas del albur y el “bikini color”, sino que además necesitó combatir a la televisión, medio erigido como única vía donde se podía hacer algo de comedia (aunque en esta batalla, el segundo se empeña por tomar por asalto al primero con resultados económicos sorprendentes, basta recordar taquillazos como No eres tu, soy yo y la más reciente Suave Patria, cuyo éxito sólo puede explicarse por la extracción televisiva de sus protagonistas).
Afortunadamente a últimos años se ve un poco de luz al final del túnel. Emilio Portes, con su ganadora del Ariel, Pastorela (2011) y con la -a mi parecer- mucho más lograda Conozca la Cabeza de Juan Pérez (2008) demostraron que es posible hacer cine de comedia sin depender del albur repetitivo ni de comediantes emanados de la televisión. Se trata de un humor que regresaba a las raíces de un género que fue pilar en la cinematografía mexicana.
Luego de al menos un año de espera, se estrena Adiós Mundo Cruel, ópera prima de Jack Zagha Kababie, que fuera presentada en el Festival de Cine de Guadalajara (fuera de concurso) del año 2011. Jack Zagha alcanzó cierta notoriedad por su corto -disponible en YouTube- Yo también te quiero, jocosa diatriba sobre las relaciones amorosas entre hombres y mujeres.
Adiós Mundo Cruel es una comedia de enredos innegablemente influenciada por el mejor Tin Tan (El Rey del Barrio, 1950) donde un Gutierritos cualquiera (ahora les dicen godínez) llamado Ángel (el debutante Carlos Alberto Orozco) pierde su trabajo como vendedor de seguros. Al no encontrar otra chamba, por error termina inmiscuido con una banda de ladrones de quinta donde destaca el líder de la misma, Don Inocencio (Justo Martínez, robándose la película), quien empieza a incluir a Ángel en sus burdos planes para robar lo que sea a quien se deje.
Con un ritmo irregular -el inicio es más bien lento- la cosa poco a poco se vuelve delirante, sobre todo cuando la película introduce a la banda de ladronzuelos de Don Inocencio, quien no sólo dirige al grupo sino que le provee de un piso moral -mediante sus constante uso de supuestas citas filosóficas- que justifique sus fechorías: “Nadie puede decir que es honrado hasta que le llega la oportunidad de robarse un chingo de lana pero no lo hace”.
Hay que reconocer que no todos los gags funcionan, ni todas las bromas tienen el mismo peso, pero las que aciertan en el blanco (los primeros golpes de la banda, el disparatado y genial robo de un león y todas sus escenas posteriores) no sólo son logradas sino que detonan la risa franca en una cinta cuyo motor y espíritu no es otro sino la necesidad imperiosa de echar desmadre; todo ello sin faltar nunca a la inteligencia de su público. Una estupenda comedia que definitivamente merece verse.
Adiós Mundo Cruel (Dir. Jack Zagha Kababie)
3 de 5 estrellas.
Guión: Jack Zagha y Enrique Chmelnik. Con: Justo Martinez, Carlos Alberto Orozco, entre otros.