En los últimos seis años, más de 700 presos han escapado de cárceles de varias ciudades, muchos vinculados con la delincuencia organizada.
Informes de la Secretaría de Seguridad Pública federal señalan que la mayoría de las fugas han ocurrido en zonas con presencia de Los Zetas, uno de los más peligrosos de la región.
Esto no es casualidad, afirma el analista Alberto Islas, director en México de la empresa consultora Risk Evaluation.
“Rescatan a gente entrenada que ya conocen, saben cómo trabajan y el manejo de la organización. Les sale más barato, por la baja seguridad de los penales, sacarlos a ellos que reclutar gente nueva. Lo hacen porque el riesgo de rescatar gente de la cárcel es muy bajo”, declaró a la BBC Mundo.
Además, advirtió, Los Zetas se han surtido de soldados entre los internos de las prisiones.
“A eso hay que sumarla la sangrienta disputa que enfrenta a los dos principales líderes de los Zetas, Heriberto Lazcano y Miguel Ángel Treviño Morales. De hecho, la mayoría de los presos que escaparon de la cárcel de Piedras Negras pertenecen a esta organización.
El procurador fiscal de Coahuila reconoció que la mayoría de los presos que escaparon pertenecen a Los Zetas En este estado han ocurrido la mayoría de las fugas masivas de reos por una razón, explica Islas: “es un territorio codiciado por varias organizaciones delictivas”.
Reos se fugan por puerta principal
Como vio que los presos del Cereso de Piedras Negras se fugaban por la puerta principal, él también lo hizo.
Esta es la versión de Pablo Sánchez Campos, uno de los reos que se fugó el pasado lunes de ese penal de Coahuila. Ayer fue recapturado en la zona limítrofe de los municipios de Candela y Monclova.
Tenía tres meses en ese penal estatal, acusado del delito de robo. En sus declaraciones, tras ser reaprendido, insistió en que “al ver que otros reos se iban por la puerta principal, yo también me fugué”.
La versión del interno, quien tras evadirse del penal pidió aventones y llegó al municipio de Candela, contradijo la versión del director de ese Centro de Readaptación Social, el militar José Miguel Pérez Reséndiz, quien sostuvo que los internos se habían escapado por un túnel artesanal.
La captura de Sánchez Campos fue fortuita, toda vez que las autoridades locales recibieron un reporte de que habían visto por un arroyo a un hombre que parecía que andaba robando y cuando lo detuvieron éste confesó que era uno de los prófugos del penal de Piedras Negras.
Red de complicidades
Después de la reaprehensión de Sánchez Campos, el procurador de Justicia de Coahuila, Homero Ramos Floria, y el secretario de Seguridad Pública, Jorge Luis Morán Delgado, confirmaron que los reos salieron por la puerta principal, y para eso contaron con el apoyo de los 12 custodios en turno, quienes no habían pasado por ningún proceso de certificación.
A su vez, los funcionarios admitieron que los internos usaban el túnel, ubicado en el taller de Carpintería del penal, para entrar y salir del mismo.
Los funcionarios del gabinete de seguridad del gobierno estatal afirmaron que la fuga de los 131 reos – de los cuales ya se han recapturado tres-, se planeó durante tres meses.
Morán Delgado calificó la fuga de reos de Piedras Negras como resultado de la complicidad, la colusión y la traición de los funcionarios responsables de la seguridad en ese penal.
Hasta ayer se encontraban arraigadas en total 16 personas por ese hecho: el director del penal, José Miguel Pérez Reséndiz; el subdirector de Seguridad y Custodia, Saúl Francisco Ambriz Jacques; el jefe de seguridad, Héctor Miguel Anguiano Rosales; y el jefe de turno, Rubén Sánchez Riva.
También los vigilantes de las torres 5 y 7, Honorio Vázquez Flores y Jerónimo Burgueño Díaz; el auxiliar Arturo Navejar de los Santos; el velador del portón principal Jesús Flores Ramírez y el titular de la aduana jardinera; Manuel Ruiz Bailón.
Victoria Díaz Tavares, del área de oficinas; Ángela Castañeda Lucio, de revisión; José Luis Ledesma Sánchez, de la Torre 2, y César Homero Suárez Martínez, de la torre 3.
El resto del personal en arraigo son José Cruz Olvera Balderas y Rosa María Salas García, de la caseta de acceso.
Ninguno de los 12 custodios que estaban de turno fue arraigado.
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