El condón femenino celebró recientemente sus primeros 20 años; en México muchas han oído hablar de él, pocas lo conocen y muchas menos lo han usado. Es caro, difícil de encontrar y su uso, dicen las que lo han probado, es “complicado”.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), el condón femenino, además de prevenir el embarazo, también protege de las infecciones de transmisión sexual, en particular la causada por el VIH.
Su efectividad es de 90% si se usa de manera correcta y sostenida, de lo contrario ésta se reduce a 79%. En cambio, el condón masculino ofrece una seguridad de 98% cuando su uso es adecuado, y en caso contrario se reduce a 85%, según la OMS.
En México, datos del Centro Nacional para la Prevención y Control de VIH/Sida (Censida) indican que siete de cada 10 mujeres mexicanas han escuchado de él, aunque jamás lo hayan visto.
Como parte de los compromisos asumidos por México en 2008, el año pasado Censida anunció la distribución por primera vez de 300 mil condones para mujeres; sin embargo esta cifra está por debajo de la cifra de 28 millones que se han entregado del masculino en este año.
Anette Morales, responsable del proyecto de género de Censida, reconoce que este método anticonceptivo es más caro para la usuaria y para el sector; los precios son muy altos por la poca demanda, explica.
Un condón femenino cuesta entre 30 y 70 pesos cada uno, pero sólo se consigue en sex shops y algunas farmacias, mientras que un paquete con tres condones masculinos cuesta 50 pesos en cualquier supermercado, farmacia o tienda de conveniencia.
“Preguntaba en farmacias y los empleados se me quedaban viendo con ojos de plato; finalmente lo encontré en una tienda, por allí por Insurgentes”, dice Sonia, de 36 años, quien sonríe y platica que fue una conocida quien le recomendó usarlo.
El encargado de una sucursal de Farmacias del Ahorro, sobre Paseo de la Reforma, refiere que ninguna de las tiendas de la cadena distribuye el condón femenino. “De vez en cuando lo piden, pero mando a las personas a buscarlo a las sex shop” donde, dice, se vende como en 70 pesos. En otras cadenas farmacéuticas como San Pablo y El Fénix, los empleados refieren también que el producto no se comercializa.
En las sex shop la historia es distinta. Un empleado de Erótica, ubicada en la Plaza Capital Sex en la calle de Venustiano Carranza, en el Centro Histórico, cuenta que en ese lugar sí se vende, en un precio de 69 pesos, aunque desde hace aproximadamente un mes está agotado en esa y todas las tiendas de la cadena.
Otros establecimientos de este tipo en la misma zona ofrecen el producto en un precio que va de los 50 a los 70 pesos; y, de acuerdo con los empleados, el producto “sí se vende”.
El reto
Pero si encontrarlo es complicado, usarlo, al menos la primera vez, también lo es y Karina, de 29 años, lo sabe. “La verdad es que lo compré por pura curiosidad, y me sentí rara. Tal vez tiene que ver con la educación que te dan, pero ponértelo es un rollo. Igual con práctica te acostumbras; mi pareja y yo ya nos acostumbramos a usar otros métodos, los más tradicionales como el condón de siempre o las pastillas”.
Juana Mercado, integrante del área de jóvenes de la organización Católicas por el Derecho a Decidir, defiende las ventajas de su uso. La principal, dice, es que la mujer no tiene que negociar con su pareja el uso del preservativo porque ella decide sobre su cuerpo.
Se puede poner ocho horas antes de cualquier relación sexual, es perfecto para las que son alérgicas al látex, protege la parte externa de los genitales –lo que evita contagio de papiloma humano, herpes o verrugas-, y produce sensaciones placenteras para la mujer y su pareja, asegura.
La especialista explica en entrevista que son las adolescentes las más interesadas en conocer este método. “En los talleres de sexualidad les enseñamos a conocer su cuerpo para que puedan colocarse correctamente el condón. Esto les genera curiosidad y entonces piden más información”.
Nuevecito
A diferencia del condón masculino, cuyos antecedentes formales se remontan al siglo XVI, el preservativo para mujeres apareció hace sólo dos décadas.
El 12 de septiembre de 1992 se presentó en Inglaterra y Estados Unidos, para después extenderse hacia Europa y el resto del mundo. Actualmente se distribuyen a nivel global 12 millones de condones femeninos cada año, que representan menos del 1% de los nueve mil millones de preservativos para hombres, según el Fondo Nacional de Población de las Naciones Unidas.
En, México no fue sino hasta 2004 cuando se introdujo, con la modificación a la Norma Oficial Mexicana de salud.
La primera generación de condones estaba hecha de poliuretano, que lo hacía todavía más caro y menos accesible. Ahora, una segunda generación se fabrica con un polímero de nitrilo que, aunque abarató su precio éste todavía es elevado.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), las mujeres de Costa Rica han aceptado muy bien este método anticonceptivo y existe una alta demanda.