En el poco tiempo que lleva el concepto de impresión 3D (3D Printing), muy pocas iniciativas se han visto a nivel masivo. Y no sólo en México, donde estos proyectos están en pañales (ya comentábamos en previa entrega que casi todo se limita a la fabricación de prototipos y, en algunos casos, de piezas clínicas, como injertos de hueso e implantes dentales).
Sin embargo, casi todos los expertos creen que las impresiones 3D cambiarán casi todas las industrias. Hace una semana hablamos de experimentos, como producir comida (en el comedor de Google en California) o de “impresiones acústicas” (en el estudio Realitat, en la Ciudad de México).
Pero también hay aplicaciones que buscan entrar al mercado masivo con fuerza, como Protos, una firma de lentes para el sol que fabrica productos a partir de materiales polímeros.
Por precios que van de los 180 a 250 dólares, la empresa imprime lentes en seis modelos pero con las especificaciones personales de cada consumidor. La empresa promete vender lentes bajo el concepto “a la medida”, como si fueran camisas o sombreros, con base en las dimensiones faciales de los clientes.
¿Qué valor tendrá la industria de la manufactura personal? Es difícil medir esto porque hay muchos factores en juego, sobre todo en cuestiones de protección de patentes (sería muy fácil la piratería de artículos pues simplemente podrían escanearse, imprimirse y, listo, a venderse en las calles).
Sin embargo, ya hay mediciones del negocio, sobre todo a partir del diseño e impresión de prototipos como lo hacen, por ejemplo, Adidas, Puma y otras marcas de calzado deportivo. A la fecha la industria del 3D Printing equivale a mil 300 millones de dólares. Pero más que un mercado de productos, se habla de un mercado de venta de hardware, software y material, es decir, las impresoras, las aplicaciones de diseño por computadora y los ingredientes plásticos o metálicos necesarios.
Pero con esta base instalada en equipo y programas de diseño, se espera que la industria de impresiones 3D dé un salto significativo a 2016, cuando llegue a valer tres mil 100 millones de dólares y cinco mil 200 millones en 2020, reporta Forbes.
Esto equivale, más que nada, a lo que se venderían en equipo, software y materiales; aparte, claro, estará el valor en sí mismo de los productos que los empresarios vendan al público.
Las primeras industrias que la publicación especializada On 3D Printing asegura entrarán en escena son:
La clínica. En este rubro, el mayor ejemplo a la fecha es el caso de una mandíbula impresa que se implantó en un paciente a principios de este año.
Arquitectura: Los diseñadores utilizan 3D Printing para crear modelos de edificios. Además, algunos arquitectos ya utilizan piezas impresas para construir estructuras.
Defensa: En Estados Unidos los fabricantes de equipo aeroespacial utilizan piezas súper especializadas para remplazar equipo.
Automotriz: Algunos restauradores y fanáticos de autos clásicos, como Jay Leno, ya utilizan impresoras 3D para elaborar piezas descontinuadas para sus vehículos.
@alex_angeles