Iván Ricardo Cano Zúñiga, padre de familia y encargado de un puesto de chicharrón y huevo del que obtiene el sustento para vivir al día, es otro más de los supuestos detenidos en Nicaragua, acusado de narcotraficante. Y aunque presuntamente lleva más de un mes detenido, en realidad no ha salido de su domicilio en Nezahualcóyotl, Estado de México.
24 HORAS corroboró ayer que el joven, de 27 años de edad, no se encontraba en un país centroamericano, sino despachando en su puesto instalado frente al zaguán de su casa, en el número 87 de la calle Lago de Valencia, en la popular colonia de Ciudad Lago.
Sin embargo, aunque en apariencia la rutina de Cano no ha cambiado, la aparición en televisión de su licencia de conducir, junto con las de otras personas señaladas como miembros de un grupo del crimen organizado, han trastocado su vida.
“Hasta los vecinos ya le niegan el saludo”, dijo a este diario su abuelo Ricardo Cano, preocupado, al igual que otras personas que lo conocen, de que el “malentendido” no se aclare y de que su nieto quede marcado el resto de su vida.
La licencia de conducir expedida por la Secretaría de Transportes y Vialidad (Setravi) a Iván Ricardo es una de las 12 que fueron exhibidas la semana pasada por Televisa y que sirvieron para incluirlo, mediáticamente, en el grupo de las 18 personas detenidas el 23 de agosto en Nicaragua, con seis camionetas con logotipos de esa televisora.
En los vehículos estaban ocultos más de nueve millones de dólares, que según las investigaciones en México, son recursos ilícitos generados por actividades delictivas de la organización criminal de Los Zetas.
La situación es que Ricardo, el que aparece en la licencia con domicilio y foto, no está en Nicaragua sino en Nezahualcóyotl. Por recomendación de su abogado, el joven ha preferido no hablar con los medios.
“Está cansado y desesperado”, dice su abuelo, tras hacer notar que su nieto ha vivido largas jornadas de trabajo, pero no atendiendo su puesto ni vendiendo su chicharrón y los huevos, sino de oficina en oficina, de trámite en trámite, de petición tras petición, con la esperanza de que pronto se aclare todo.
Fue el viernes de la semana pasada cuando Iván Ricardo Cano Zúñiga se enteró en televisión, y en cadena nacional, que se encontraba preso en una cárcel nicaragüense. Lo que ha venido después es la búsqueda de los recursos legales que le permitan demostrar, no en un juzgado sino ante la sociedad, que es inocente y que lo que tiene es fruto de su trabajo.
Por lo pronto, ya inició una queja ante al Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, mientras que su abogado se acercó a la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), donde le “prometieron” que el “malentendido” se arreglaría pronto.
Sin entrevistas, sin juicios mediáticos y sin más explicaciones, es como el joven de 27 años ha decidido esperar a que todo se arregle, a que la confusión se aclare, y a que los que lo “acusaron” ahora lo “exoneren”.