(Fotos: Ana Saldaña)
Parecería que cuando uno está de vacaciones, el día más difícil para encontrar un buen restaurante abierto es el domingo. Para mi buena suerte, llegué a Berlín la noche del domingo y recién aterrizada, me dirigí a un pequeño restaurante ubicado en un barrio residencial. Sin duda, no hubiera sido mi primera opción, pero cené fabuloso.
Durante el viaje me sorprendió que aquí, a todas horas, todos los días, la gente beba cerveza, tanto en locales cerrados, así como a plena calle. Sin duda, Berlín, es una ciudad que ofrece algo para todos los gustos y paladares. Es evidente que la ciudad se está trasformando, está en plena ebullición y en pleno resurgimiento gastronómico. Hoy puedo asegurar que en esta ciudad se come muy bien.
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