Ante las protestas realizadas ayer por sindicatos y organizaciones sociales afuera del Senado, los legisladores aprobaron un acuerdo que les permitirá sesionar en cualquier sitio del DF que los pueda albergar.
Estas medidas se dan en un contexto en el que, después de haber sido votada en San Lázaro, la reforma laboral enviada por el Ejecutivo en calidad de preferente llega a la Cámara Alta para ser discutida antes de que acabe el mes.
Con la previsión de que las protestas en contra de la reforma a la Ley del Trabajo continuarán a los largo del mes, los senadores contemplaron otras posibilidades, y en el caso de que en ninguna de estas instalaciones fuera posible sesionar, se autorizó que la Cámara Alta pueda hacerlo en la antigua sede de Xicoténcatl, en cualquiera de las salas ubicadas en el edificio que hoy alberga a la Cámara Alta -en avenida Paseo de la Reforma 135- o en algún local en el Distrito Federal con las condiciones para permitir el trabajo.
Ante la llegada de dicha iniciativa al Senado, los alrededores del recinto legislativo fueron cercados tanto por elementos de la policía capitalina como por integrantes de distintos sindicatos y organizaciones sociales. Estos últimos buscaron evitar que los legisladores entraran al recinto para poder turnar la iniciativa a las comisiones correspondientes.
Miembros de la Confederación Regional Obrera Mexicana y de varios sindicatos como el del Metro, el de Bellas Artes y el Mexicano de Electricistas, además de estudiantes del IPN, de la UNAM e integrantes del movimiento #YoSoy132, rodearon el perímetro del edificio ubicado en el cruce de Insurgentes y Reforma.
Cerca de las ocho de la mañana, los accesos en las calles aledañas al Senado ya habían sido bloqueados en su totalidad, pero esto no evitó que a lo largo de la mañana los legisladores ingresaran a las instalaciones para sesionar.
Senadores de distintas fuerzas políticas se las arreglaron para llegar al pleno. Algunos accedieron al edificio introduciéndose en restaurantes y hoteles aledaños que les permitieron atravesar internamente los cercos.
Otros, con ayuda del Gobierno del DF, fueron concentrados en la Torre del Caballito para después ser conducidos en camionetas a las que les fue abierto el paso con la ayuda de granaderos a través de la valla de la calle de Antonio Caso.
El paso de los legisladores produjo un conato de enfrentamiento entre granaderos y estudiantes que llegaron a reforzar el cerco para evitar más intrusiones.
Después de varios jaloneos, los elementos lanzaron gas a varios de los jóvenes, los cuales, en medio de gritos de ¡No violencia!, poco a poco fueron sentándose para evitar el enfrentamiento. Ahí, cesaron las consignas que se habían desatado minutos antes en contra del Gobierno de Distrito Federal por la movilización.
“Tuvieron que hacer uso de la violencia para poder pasar. Los senadores tuvieron que atropellar a los manifestantes. Irresponsable operativo que rompió violentamente el cerco en las calles de París y Madrid del lado de Antonio Caso”, tuiteó el ex diputado Gerardo Fernández Noroña, quien participó en las manifestaciones y, dijo, resultó lesionado en un ojo debido a los gases arrojados.
Los senadores perredistas -con excepción de algunos como Alejandra Barrales que entró temprano por la mañana- decidieron no ingresar al edificio por esos métodos, sino que emprendieron una caminata a lo largo de Paseo de la Reforma.
Ya en las afueras del Senado, el coordinador de la bancada perredista, Miguel Barbosa, subió a un templete junto con varios legisladores como Angélica de la Peña, Alejandro Encinas y Dolores Padierna, en donde manifestó su rechazo a la reforma laboral.
“Nosotros no admitimos ingresar al pleno a través de los métodos que nos fueron propuestos, nos quedamos fuera para venir a saludarlos, y es lo que estamos haciendo en este momento.
“Esta propuesta de reforma es una reforma regresiva, que violenta los derechos de los trabajadores; esta reforma no puede admitirse porque violenta los derechos que fueron construidos a través de decenas de años”, afirmó Barbosa ante el micrófono, en medio de algunos aplausos y gritos por parte de los manifestantes.
Para cuando los perredistas ingresaron al pleno pasada la una de la tarde, la sesión tenía poco más de una hora de iniciada. A las 11:58 de la mañana, el quórum ya se había logrado con 83 legisladores de todas las fuerzas políticas que lograron atravesar las vallas y que permitieron, pasadas las dos de la tarde, que la reforma laboral fuera turnada a comisiones para ser discutida y votada dentro de los próximos 30 días.