A media mañana del domingo, en el antiguo Colegio de Medicina y a unos pasos de la visitadísima exposición sobre la Inquisición, un buen número de constitucionalistas inició su propio aquelarre -el V Congreso Nacional de Derecho Constitucional- con una mirada sobre nuestra propia Constitución.

 

Y no, no le fue nada bien a nuestra casi centenaria Carta Magna. Adjetivos como “anárquica”, “farragosa”, “extensa”, “inconsistente”, “contradictoria”, “con errores técnicos”, se llevó nuestra Constitución. Y no era para menos con el titipuchal de cambios que se le han hecho: 548, de los cuales ¡106! han tenido lugar en este sexenio. (Si alguien tiene una actualizada, que nos avise por favor dónde conseguirla)

 

El rector de la UNAM, José Narro (aunque no es abogado, también soltó lo propio en la inauguración), hizo la cuenta de los cambios a lo largo del tiempo y resulta que se le hizo un cambio a la Constitución ¡cada tres semanas! Y lo peor del caso, como diría el director del Instituto de Investigaciones Jurídicas, Héctor Fix-Fierro, los cambios de los últimos años muchas veces fueron “triviales” y sin miras audaces.

 

El ridículo en que ha caído nuestra Constitución lo ejemplificó el investigador emérito Fix-Zamudio con nuestro Artículo 27. “¡Es el más largo del mundo!”, mencionó escandalizado (debió haber tirado unos buenos bastonazos a los autores de tal hecho), y pidió encarecidamente: “Hagámoslo de principios y no de reglamentos”.

 

-0-

 

DECADENCIA INSTITUCIONAL.- Diego Valadés, presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, llevó el tema al terreno político. Su ponencia -muy celebrada, por cierto- inició en este tenor: “Pobreza, corrupción, violencia e ineptitud, son los mayores flagelos de la sociedad mexicana”.

 

La evolución de nuestra democracia, sostuvo, se detuvo; hoy es “una democracia en obra negra” y para su consolidación “sufrimos una posposición sin término”: Los protagonistas políticos no muestran todavía un talante generalizado propicio a la transformación política y al acuerdo requerido para lograrla.

 

La obsolescencia constitucional produce decadencia institucional, advirtió Valadés: “Los instrumentos del poder que funcionaron en el periodo hegemónico no pueden volver a servir en el seno de una sociedad abierta”.

 

Por eso, dijo el jurista, se requiere una reforma que franquee las puertas a una nueva manera de ejercer el poder y de responder por ese ejercicio. Es decir, una nueva Constitución. Y esto, aseveró, debe producirse “antes de que el déficit institucional acentúe sus efectos erosivos”.

 

-0-

 

“NO ESTÉ TRISTE…”.- Jaime Cárdenas aún no se sacude la tristeza por la derrota del Movimiento Progresista en el Tribunal Electoral. En lo que empezaba el Congreso de los constitucionalistas nos contaba que Andrés Manuel López Obrador le dijo: “No esté triste… yo no esperaba otra cosa del Tribunal, sólo era el camino que había que seguir”.

 

“Andrés Manuel tiene la piel muy dura de tantos golpes y saca fortaleza de la nada; pero yo sigo triste”, nos contaba el que fuera representante jurídico del tabasqueño.

 

Y a propósito de AMLO, hoy por la tarde el ex candidato presidencial comentará un libro de Octavio Rodríguez Araujo, Poder y elecciones en México, en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.

 

-0-

 

GEMAS: Regalito del rector de la UNAM, José Narro: “Somos un país profundamente desigual, ¿por qué no vamos a cambiarlo?”.

 

anayamar54@hotmail.com | @marthaanaya