No hemos creado los suficientes empleos formales, dice el Gobernador del Banco de México, y esa fue la razón por la que se pronunció a favor de una mayor flexibilización en los contratos laborales, cuestión que los diputados aprobaron hace poco en la llamada reforma laboral.

 

Entrevistado en su oficina del banco central, Agustín Carstens se pronunció también por una mayor democracia y transparencia sindical que en estos días discuten los legisladores en la Cámara Alta, pero también se define como un pragmático en estas negociaciones políticas.

 

“No siempre se puede ir por 100%. Espero que se logre, y si no, diría que la reforma como está ahora tiene mucho que ofrecer”.

 

Responde a los cuestionamientos sobre los riesgos que corre la credibilidad del banco central por la persistencia de una inflación mayor al objetivo que persigue y sobre la reforma energética que viene, según lo anunciado por el equipo del presidente electo. Si no se abre Pemex, se limita el potencial del país, advierte el Gobernador.

 

–En los últimos meses hemos visto una fuerte presión alcista en los precios de la canasta básica y de mercancías, ¿cuál es el balance de riesgos en materia inflacionaria?

 

–Hay que hacer notar que en el rubro de los servicios -que es parte importante de la inflación subyacente- alrededor de 60% de los precios están creciendo por debajo de 4%, es decir, no hay tal disparidad entre precios. Todavía se puede hablar de una inflación general por arriba de 4% que se explica por un número limitado de productos y muchos de estos aumentos se espera que sean transitorios, como el caso del huevo, los granos o las grasas; lo que no quiere decir que estemos a gusto.

 

Vamos a estar vigilantes para que estos fenómenos no se dispersen en otros procesos de formación de precios. Ahora, hay un factor mitigante muy importante hacia adelante y es que en el último mes el tipo de cambio ha tenido una apreciación importante que mitiga el impacto de aumentos de los precios de los commodities y parte de las mercancías en dólares.

 

Estamos evaluando todo el entorno. No podría asegurar que hay un aumento generalizado de los precios pero sí es una circunstancia compleja en la que el Banco de México no se siente cómodo con una inflación por arriba de 4%, y si la circunstancia lo requiere, no vamos a dudar en usar nuestros instrumentos.

 

–¿Cuál sería la reacción del Banco de México ante la posibilidad de que el nuevo gobierno decida reducir el subsidio a las gasolinas e incrementar su precio?

 

–Es difícil hacer un juicio con base en un solo precio. No tengo información de cuáles son las intenciones precisas del nuevo gobierno sobre precios públicos, pero la respuesta del Banco de México sería similar: Es el aumento de uno, dos o tres precios que sí podrían influir, pero no implicaría un aumento generalizado en los precios. Nosotros no tenemos incidencia sobre estos precios de la inflación no subyacente en los que por más que subamos las tasas de interés no vamos a tener un impacto sobre el huevo o en bajar el precio de las gasolinas y eso requiere prudencia del Banco para usar sus instrumentos.

 

El aumento en el precio de la gasolina podría no ser transitorio, pero sí sería un cambio en precios relativos que desde el punto de vista del Banco sería una política que reforzaría las posibilidades de tener inflaciones bajas. La realidad es que un elemento fundamental para que la inflación se pueda mantener baja es que haya finanzas públicas sanas. La medida de reducción del subsidio es deseable en el mediano y largo plazos para no tener una inflación latente allí y para un mejor uso de los recursos públicos.

 

–La persistencia en el incremento de los precios por arriba de la meta establecida ¿afecta la credibilidad del banco central?

 

–Hemos reiterado en la Junta de Gobierno que no dudaremos en actuar si vemos un aumento generalizado en los precios. Pero queremos ser cuidadosos de no introducir un factor que podría tener costos en el crecimiento por algo que se resuelve por sí mismo o que la política monetaria no tenga el efecto deseado. La credibilidad se ha mantenido porque vemos que las tasas de mediano y largo plazos se han mantenido y porque vemos que las expectativas están ancladas por debajo de 4%.

 

–¿Cómo se ha modificado su balance de riesgos para el crecimiento en México en un entorno externo reciente tan volátil?

 

–Si nos remitimos al World Economic Outlook del FMI -que es el mejor documento e hilo conductor de las reuniones anuales del FMI y el Banco Mundial- sí marca claramente una desaceleración de la economía mundial. Las revisiones del crecimiento se han ajustado a la baja para el cierre de este año y 2013. En el caso mexicano va a jugar mucho lo que se haga desde el punto de vista estructural si entramos en un ciclo de reformas que dé confianza y que acelere la inversión. Podemos resistir la desaceleración que viene del mundo, pero no se puede descartar un escenario que nos afecte si se profundiza la crisis en Europa, o Estados Unidos se ve atrapado en lo que se llama “el precipicio fiscal”, lo que se reflejaría en nuestra economía.

 

–El crecimiento económico de México para el año ¿está más cerca de 4%?

 

–Diría que está en la parte alta del rango entre 3.5% y 4%.

 

–El pronóstico del FMI es 3.9%, ¿el banco central coincidiría con ello?

 

–Sí. Estaría más pegado a 4%.

 

–¿Y para el próximo año?

 

–Mucho depende del escenario internacional. Quizá estaríamos hablando de tasas un poco más bajas, por ejemplo 3.7%.

 

–Sobre la reforma laboral usted hizo declaraciones, hace algunos días, respecto de la flexibilización en la contratación y despido de los trabajadores, pero no habló sobre la transparencia sindical. ¿Cuál es su posición?

 

–Hay dos consideraciones que hay que hacer: En la gran mayoría de los casos las empresas van a buscar -y espero que las condiciones se den- aumentar el empleo y no disminuirlo; y segundo, creo que hay muchos retos para crear empleo. Un dato que tengo muy presente es que si bien se han creado empleos formales a tasas muy aceleradas dentro del IMSS, que es excelente, eso no quita que la tasa de desempleo continúa por arriba de la que teníamos en 2008. Eso quiere decir que seguimos sin crear suficientes empleos formales. Es una realidad. Es deseable que en el margen las empresas se sientan cómodas en expandirse creando más empleo formal y de esa manera se reduzca el desempleo.

 

Con respecto a la transparencia es muy importante. Yo mismo la he buscado como Secretario de Hacienda y ahora aquí en el Banco de México, pero ya será tarea del Senado evaluar la pertinencia de cómo lidiar con esa circunstancia.

 

–¿Pero no habría que avanzar hacia un sindicalismo más democrático en la elección de sus dirigentes y también en el manejo de sus recursos y patrimonios?

 

–Sin duda eso es cierto. Hasta cierto grado existe. Pero también hay que pensar que muchas veces -y eso sucede en diferentes reformas- no siempre se puede ir por 100%. A mí me pasó cuando fui Secretario de Hacienda. Creo que en estos temas si bien deben formar parte de la agenda, llega un momento en que debemos ser pragmáticos. Pienso que es un tema que se tiene que atender, espero que se logre; y si no, diría que la reforma como está ahora tiene mucho que ofrecer.

 

–¿Cuál es su postura respecto de los términos de la apertura petrolera que requiere el país?

 

–En declaraciones que hizo el presidente electo en su reciente gira por Brasil mencionó que el modelo de Petrobras amerita un estudio profundo y que México puede sacar experiencias importantes. No me atrevería a ir más allá de eso. Es conocido el dato que Petrobras, hace muchos años, aspiraba a ser como Pemex; y ahora –quizá-Pemex debe aspirar a ser como Petrobras.

 

–Petrobras decidió colocar acciones en Bolsa, ¿eso sería deseable para Pemex?

 

–Ese es un tema que sería útil considerar. Lo que más me motiva a apoyar ese tipo de medidas es que el sector energético es muy importante para el desarrollo del país y no es óptimo que su desarrollo esté restringido por las finanzas públicas, porque las finanzas públicas tienen que atender temas importantes y variados. Entonces es importante que en los sectores en donde se pueda relajar esas restricciones presupuestales, se relajen. Si se mantiene la seguridad de que tendremos control del sector energético y se pudiera invitar más inversión privada, eso liberaría recursos públicos para utilizarse en otras áreas en donde no hay viabilidad para que el sector privado cubra esos huecos, como en seguridad, educación o salud pública. Creo que estamos limitando el potencial de crecimiento. Además de que aun bajo la participación del sector privado sería una actividad ampliamente rentable para el gobierno y lo único que requiere es un buen esquema tributario que permita a los inversionistas tener un retorno que los invite a invertir, pero que los rendimientos extraordinarios terminen en las arcas de la nación. Un balance en esa línea sería adecuado.

 

–Pareciera que algunos temas, como el petrolero, aún se tratan en voz baja entre la clase política. ¿Por qué no hablar abiertamente de qué hacer con el petróleo para los próximos años?

 

–Creo que en esa tónica está el presidente Peña Nieto e, incluso, el presidente Calderón que ha sido muy claro en sus planteamientos. Es un debate que se está abriendo bien, a su tiempo, con su cadencia. Es sano.

 

–¿Cómo debe fortalecer el banco central su autonomía de cara a este relevo político y a la discusión sobre el futuro inmediato?

 

–La autonomía del Banco está bien consolidada. Nos sentimos con toda libertad de utilizar nuestros instrumentos exclusivos, tenemos una meta que nos define la Constitución, un objetivo prioritario y nos da los instrumentos para cumplirlo. Cuando fui Secretario de Hacienda y ahora como Gobernador del Banco se ha respetado a cabalidad la autonomía. Ahora, la autonomía no quiere decir aislamiento. En la medida en que el Banco de México, respetando su mandato, puede coadyuvar con el resto del gobierno para que se dé un mayor crecimiento y desarrollo económico, el Banco tendrá que actuar en esa dirección. Ahora, si llega un momento en que tenemos que tomar una decisión difícil, nos tenemos que guiar por nuestras prioridades y ésa es la inflación. Hasta el momento el Banco no se ha visto impedido en ejercer su autonomía.

 

–Permítame insistir, la crisis de las instituciones y la pérdida de credibilidad de algunas de ellas hacen preguntar sobre cómo el Banco de México va a fortalecer su credibilidad en las actuales circunstancias.

 

–Sabemos bien que esa credibilidad se tiene que renovar permanentemente y ese es nuestro principal activo. Es incuestionable. Para reforzar eso hemos aumentado la transparencia del Banco que nos sirve en momentos difíciles, como los actuales, para explicar por qué es adecuado no tener una respuesta mecanicista ante lo que está pasando con la inflación. No es una obsesión de tener una inflación en un cierto nivel, sino hay que buscar ese nivel al menor costo posible para el resto de la economía. No estamos siendo gratuitamente complacientes con la inflación, ni estamos contentos con esta inflación, ni hay factores políticos que nos están impulsando a actuar o a no actuar. Hay un análisis detallado de las circunstancias, lo que nos ha hecho actuar como lo hemos hecho. No hay confusión sobre nuestro mandato, ni tampoco que nuestro principal activo es la credibilidad.

 

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