Ciudad Victoria. Sin educación no hay futuro, planteó el rector de la UNAM, José Narro Robles. Constituye la vía primordial para la superación humana, tanto de los individuos, como de los grupos y colectividades; esto no lo podremos lograr mientras en México existan cerca de 32 millones de personas que viven en rezago en ese ámbito, afirmó al ofrecer la conferencia La educación y la universidad públicas en el siglo XXI.

 

Indicó que la solución al problema de la violencia y la inseguridad demanda múltiples acciones coordinadas. Entre ellas, más educación y atención a los jóvenes; la enseñanza no resuelve todo, pero sin ella, no se soluciona nada, especialmente en un país con 52 millones de habitantes que viven en condiciones de pobreza, añadió.

 

En sesión solemne en el Congreso del estado, dijo que la deficiente calidad de la instrucción primaria, el hecho de que más de tres de cada 10 jóvenes en la edad correspondiente no cursen el bachillerato, y que casi siete de cada 10 de entre 19 y 23 años no estudien en la educación superior, hace urgente una gran transformación del sistema nacional. Una reforma integral, señaló, que abarque desde la primaria, hasta la instrucción superior y el posgrado. Para conseguirla, se requiere una política de Estado con objetivos y metas claras, diseñada para el mediano y largo plazos.

 

En el evento, donde estuvo el gobernador de la entidad, Egidio Torre Cantú, el rector de la Universidad Nacional consideró que en nuestras instituciones de educación pública se realiza investigación del más alto nivel, tanto en las ciencias naturales y exactas, como en las sociales y las humanidades; además, constituyen espacios en los que confluyen diversas disciplinas para abordar los problemas más urgentes que enfrentan nuestras colectividades.

 

Por su parte, Torre Cantú externó el compromiso de su gobierno con la educación pública superior, y aseguró que coinciden en la idea de que parte de la solución a muchos de los problemas nacionales es invertir en este ámbito. Al concluir la sesión, Narro Robles y Torre Cantú colocaron los primeros volúmenes en la estantería de lo que será la biblioteca del Congreso.