Eran las 7:00 de la mañana y en poco estaría tomando mi vuelo a Hermosillo. Al ver el pronóstico del clima, casi no lo podía creer. Mientras que en la ciudad de México estábamos a 10 grados ¡en la capital sonorense, a esta misma hora, estaban a 32 grados!

 

Al llegar un par de horas después, el taxista del aeropuerto afirmaba que ya habían dejado atrás los días más calurosos del verano. Sin embargo, para mí, todavía estaba fuerte el calor; era un calor seco, que picaba la piel. Mientras iba en camino a mi hotel, me pregunté el porqué del nombre de Hermosillo. Al investigar, y lo comparto contigo como un pequeño dato cultural, aprendí que desde el siglo XVIII se le había conocido como Villa del Pitic, sin embargo, en 1828, se suprimió este nombre y se le puso el de la Ciudad de Hermosillo en honor al general jalisciense José María González de Hermosillo, quien a fines de 1810 había llevado la insurrección nacional a tierras sinaloenses.

 

Uno de los grandes beneficios de viajar es el poder disfrutar de la gastronomía local. Casi mato al taxista de un susto cuando al ver de reojo que pasaríamos una de mis taquerías favoritas le pedí abruptamente que por favor hiciéramos una parada de emergencia en los Tacos El Chino. Cualquier habitante de la ciudad me dará la razón que esta institución taquera es parada obligada para cualquiera que quiera hacer el tour gastronómico. Aquí, desde los años 60 han servido tacos, tortas y quesadillas, de tortillas de harina recién hechas, de cabeza, barbacoa, chicharrón y frijoles. Tengo varios amigos que juran que aquí preparan los mejores tacos de cabeza de la región. En lo particular, mis favoritos son los de lengua. La carne viene deshebrada y sazonada. En el mostrador uno pide sus tacos y después, uno puede ir a un carrito y decidir sazonar el taco al gusto: con salsa verde o roja y demás guarniciones.

 

Feliz y satisfecha con los deliciosos tacos que me había saboreado, pasarían varias horas para la siguiente comida. Aprovechando la proximidad al mar, sugerí visitar un restaurante de mariscos y mis anfitriones me llevaron a El Farallón. Ya conocía sus locaciones en Sinaloa, en Culiacán y en Los Mochis (la matriz original), y la verdad sea dicha, me gusta mucho este restaurante. Además, me adelantaron que finalmente abrirá sus puertas en la Ciudad de México. Qué te puedo decir, fue una comida deliciosa, en donde los mariscos brillaron por su sabor. Entre mis favoritos estuvo un ceviche de pulpo, otro de trozos ultra-frescos de róbalo y atún, la tostada de atún y sus famosos calamares Tokio (calamares rellenos de surimi con salsa de anguila) que no podían faltar. Ese día desafortunadamente no tenían callos, ya que me decían que no era temporada. El servicio fue atento y tengo la sensación que es un poco más elegante que tu típico restaurante de mariscos, lo cual es evidente al ver sus mesas montadas con manteles impecables, el tipo de platillos y selección de bebidas. Ese día, estaba sentada en una gran mesa con varias parejas. La conversación fluía entre copas de vino blanco Chardonnay californiano y las risas abundaban. Fue una tarde que disfruté muchísimo. Agradecí la sinceridad de los sonorenses que me acompañaron y me sentí convidada de su hospitalidad.

 

También en mi visita tuve oportunidad de conocer otro restaurante de mariscos: Los Arbolitos. Este lugar fue fundado originalmente en Cd. Obregón y ahora cuenta con más de 10 sucursales en Sonora, Nuevo León y Jalisco. El lugar es informal, changarresco y las recetas son un poco más tradicionales. Sin embargo eso es lo menos importante, ya que los mariscos están para chuparse los dedos. En su carta ofrecen tanto mariscos como grandes trozos de carne. También me contaron que están a punto de abrir una sucursal en el Distrito Federal. Todo lo que probé estaba fresquísimo y confieso que ni ganas tuve de probar la carne, por lo que me concentré en su carta de mariscos. Para empezar pedí unos callos, los cuales me advirtió el mesero estaban pequeños. Cuál sería mi sorpresa que sus callos “pequeños” eran mucho más grandes de los que normalmente comería en la Ciudad de México. La textura y frescura del marisco era impresionante y venía servido con cebolla desflemada blanca y chile serrano. Además, me gustó como me ofrecieron un platito hondo con limón para sopear el callo, sal de mesa y chile chiltepín. Para continuar pedí una tostada de camarón, pulpo y mayonesa que estaba deliciosa. Después un molcajete VIP con camarón crudo y cocido, callo de hacha, caracol de uña, cebolla, chile serrano, pepino, clamato y salsa negra. La salsa estaba perfectamente condimentada y dejaba saborear cada uno de los ingredientes. Para terminar, pedí una tostada coqueta de delgadas rebanadas de atún con cebollitas capeadas y una tostada de marlin con queso gratinado. Sin duda, los callos y el molcajete fueron mis favoritos. Aquí el acompañamiento perfecto fue una cerveza bien fría que venía con un tarro helado. Además, el servicio fue rápido y muy amigable, lo cual se agradeció, ya que iba con el tiempo medido para tomar mi avión de regreso al DF.

 

Sin duda, las mejores noticias que recibí en este viaje son que pronto podremos tener más opciones para saborear mariscos frescos en la Ciudad de México. Pero por mientras me quedé más que satisfecha con las delicias que probé en esta visita. Es un gran placer poder comer platillos diferentes y explorar las delicias que ofrecen los productos típicos y tradicionales de la región. Quedé invitada a cualquier día darme una vuelta y una vez más disfrutar la oferta culinaria de Hermosillo.

 

Espero que tengas un fabuloso fin de semana y recuerda, ¡hay que buscar el sabor de la vida!

 

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Tacos El Chino

 

Blvd. Luis Encinas #351

 

Col. Villa Satélite

 

Hermosillo, Sonora

 

 

El Farallón

 

Blvd. Morelos No.307 Nte.

 

Plaza Morelos 307

 

Tel. (662) 267•8800 / 267•8801

 

Hermosillo, Sonora

 

 

Los Arbolitos

 

Blvd. Solidaridad #201

 

Junto a Súper Santa Fe

 

Tel: (662) 260-33-81

 

Hermosillo, Son.