Imagine que se prohibiera comer tacos, quesadillas, gorditas, elotes, esquites, helados, sorbetes, raspados y chicharrones en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Y que la razón fuera que esta actividad multiplicada por todos los que la realizan ensucia calles, monumentos y sitios históricos, lo cual suena coherente. Pero esto no ocurre en nuestro país

 

Tomar un helado o comer un refrigerio durante el tránsito por algún paseo por la ciudad es algo que no se ver más en Roma. La capital italiana, famosa por sus monumentos históricos, adoptó una nueva medida que sin duda cambiará el andar de sus transeúntes.

La capital de Italia, cuyo majestuoso Coliseo ostenta junto con el Vaticano, el mayor atractivo turístico,  con mas de seis millones de visitas al año, adopta esta nueva medida que sin duda traera cambios en el andar de sus visitantes, quienes muchas veces utilizaban los traslados para comer algo y tener oportunidad de visitar alguno más de los tesoros de esta ciudad.

 

El alcalde de Roma, Gianni Alemanno, firmó un decreto que prohíbe comer en las calles de los lugares de interés histórico, artístico o arquitectónico para protegerlos de la polución.

 

La medida se aplica desde el pasado primero de octubre. Y señala que quién sea sorprendido comiendo en la vía pública será multado con 25 a 500 euros.

 

La norma, denominada “ley anti-panino” o “ley antibocadillo” penaliza detenerse a comer, beber o ‘hacer picnics’ en cualquier zona de interés turístico del centro antiguo de la ciudad.

 

El decreto señaló que estas limitaciones son necesarias, porque los turistas no respetan “las normas más elementales de decoro urbano”, y la gente derrama bebida o tira comida y ensucia plazas, escaleras o fuentes históricas.

 

La norma ha causado tal polémica que este nueve de octubre, el mismo alcalde, recogió basura que los turistas habían dejado en la famosa escalinata de Trinità dei Monti para mostrar la necesidad de la ordenanza.

 

El video, publicado en el blog de Alemanno, duepuntozero.alemanno.it, se ve al funcionario primero recorriendo las escalinatas mientras señala la basura tirada en el piso. Después él mismo, camina entre los turistas y recoge los desperdicios.

Alemanno explicó que con esta acción pretende defender la ordenanza municipal, aunque asegura que “la policía municipal no va a molestar a quien está sentado comiéndose un bocadillo o bebiendo, pero vigilará para que no se dejen papeles o restos en las áreas monumentales”.

 

No es la primera vez que el polémico alcalde es duramente criticado. En febrero cuando una intensa nevada bloqueó la ciudad, Alemanno salió él mismo a quitar la nieve de las calles y distribuyó palas entre los habitantes, lo que ha hecho que sus adversores lo tachen de protagonista. Inlcuso en su blog hay fotos de él mismo en cada uno de sus actos públicos, así como video mensajes en los que habla de diversos temas.

 

Polémica o no, sin sentido o no, la ley pone a pensar hasta qué punto somos los mismos ciudadanos los que provocamos este tipo de ordenamientos al no cuidar y respetar los espacios públicos.