VIENA. El deportista austríaco Felix Baumgartner ha superado la velocidad del sonido en su caída libre desde 39.045 metros de altitud, al alcanzar una velocidad máxima de 1.342 kilómetros por hora (Mach 1,24), según los datos de la misión.
Estos son datos preliminares que aún deberán de ser ratificados por expertos independientes y que sitúan su caída libre en una punta de velocidad de 373 metros por segundo.
“A veces tenemos que llegar muy alto para ver lo pequeños que somos”, declaró el deportista hoy en una rueda de prensa al conocer su récord.
“Cuando uno está de pie en la cima del mundo, se es demasiado humilde como para pensar acerca de los récords”, agregó.
La caída libre de Baumgartner ha sido de cuatro minutos y 20 segundos, por lo que no ha podido romper el récord anterior, de cuatro minutos y 36 segundos.
Ese récord sigue en posesión de quien ha supervisado el salto desde el control central: Joe Kittinger, de 84 años, que se arrojó en 1960 cuando era miembro de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos desde una altura de 31.333 metros.
“Joe se ha ganado que su récord siga después de 52 años”, dijo el deportista austríaco con humor.
Baumgartner ha logrado el récord de arrojarse en paracaídas desde el lugar más alto y subir en globo al punto más alejado de la tierra, mientras que aún se debe de ratificar que haya superado la velocidad del sonido sin ayuda mecánica.
En condiciones normales, en la atmósfera terrestre la velocidad del sonido es de 1.234 kilómetros por hora, mientras que en la estratosfera se puede alcanzar con unos 1.110 kilómetros hora por la menor resistencia del aire, según los expertos.
Baumgartner aterrizó en el desierto de Nuevo México luego de saltar al vacío desde casi 128.097 pies de altura, y alzó los brazos en señal de triunfo, causando vítores de espectadores y amigos dentro del centro de control en Roswell.
El “Temerario Felix” despegó con rumbo a la estratósfera en una cápsula elevada por un globo ultradelgado lleno de helio. La altura alcanzada es más de tres veces la altura promedio a la que viajan los aviones en altitud de crucero. Una vez en la estratósfera salió de la cápsula y saludó con su dedo pulgar consciente de que su destino se conocería en vivo por internet.
Cualquier contacto con la cápsula al momento de salir pudo haber rasgado su traje presurizado y exponerlo a la falta de oxígeno y temperaturas de hasta -56 grados Celsius (-70 Fahrenheit). Eso pudo causar burbujas letales en sus fluidos corporales.
Baumgartner activó su paracaídas al aproximarse a la Tierra y delicadamente planeó hacia el desierto al este de Roswell.
La hazaña del austriaco ocurrió el mismo día en que se cumplieron 65 años de que el estadounidense Chuck Yeager realizara con éxito el primer intento para romper oficialmente la barrera del sonido a bordo de un aeroplano.
Por insistencia de Baumgartner, 30 cámaras grabaron la hazaña del domingo. Aunque se dijo que sería transmitida en vivo, en realidad tuvo un retraso de unos 20 segundos.
El equipo de Baumgartner incluyó a Joe Kittinger, quien fue el primero en intentar romper la barrera del sonido al saltar desde 31,3 kilómetros (19,5 millas) de altura en 1960.
Con este salto, la NASA también podría certificar una nueva generación de trajes espaciales para proteger a los astronautas y ofrecer una opción de escape desde naves a 36 kilómetros (120.000 pies) de altura, de acuerdo con Jonathan Clark, director médico de Baumgartner. AP y EFE
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