No existe un método preciso e inequívoco para saber cuánto vale o cuántos puntos porcentuales puede costar el debate presidencial en una elección. Todos los números que se generan son de alguna manera especulativos en el mejor de los casos y ficticios en el peor. Cuando se dice una frase como “el debate le costó al candidato X, Z por ciento de puntos” se está especulando sobre cuánto puede moverse al electorado en un sólo evento. Metodológicamente, hoy no existe una forma de hacerlo ni en las democracias más avanzadas.
Sabemos que la elección estadunidense depende de factores fundamentales, como la nominación de candidatos, la convención de cada partido, los posicionamientos sobre el o los temas de la elección, la selección del vicepresidente, la aprobación del presidente, la situación de Medio Oriente (la guerra o conflicto bélico en curso que se esté debatiendo). Pero, el saber que depende de estos factores fundamentales no hace que los podamos cuantificar.
¿Qué es lo que sabemos con certeza?
Sabemos que en el primer debate entre candidatos a la presidencia la mayor parte de la audiencia dijo que el ganador había sido el candidato republicano, Mitt Romney. La medición llevada a cabo por la cadena televisiva CNN así lo indica. Una encuesta realizada entre la audiencia que vio el debate por televisión muestra que 2 de cada 3 (63%) opinó que el ganador fue el candidato republicano. Mientras que sólo 1 de cada tres dijo que Obama habría ganado el primer debate presidencial.
Para el debate llevado a cabo entre vicepresidentes el jueves pasado, la evaluación de CNN es que nuevamente el candidato republicano a la vicepresidencia fue el ganador de la contienda, aunque en ese caso el margen de diferencia fue mucho menor, sólo 4 puntos porcentuales en una medición donde el margen de error era de más de 5%. Es decir, en términos prácticos fue un empate técnico, 48% de aquellos que vieron el debate dijeron que el candidato republicano había ganado, mientras 44% mencionaron al candidato demócrata como el ganador.
Es importante señalar que CNN reportó un ligero sesgo de los entrevistados a favor de los republicanos. Este sesgo es relevante en tanto se desconoce el tamaño del mismo lo cual puede impactar la medición.
Este tipo de ejercicio es todavía prácticamente imposible de realizar en nuestro país. Por ello, en México es aún más especulativo el juicio sobre quién podría haber ganado un debate. La medición requiere un sentido de inmediatez que sólo permite una buena comunicación que es necesariamente telefónica. Esto no parecería un problema en primera instancia. El problema en realidad es el porcentaje de mexicanos que tiene acceso a línea telefónica. Este representa a no más del 55% de la población. Por ello, la única forma de hacerlo sería con una encuesta realizada en vivienda. Es decir, en el país, la evaluación de un evento como el de los debates es aún más especulativo.
Al final lo único que tenemos es el poll of polls, que resume las mediciones de las encuestas preelectorales publicadas. Cuando se comparan las mediciones publicadas antes del debate y las que se publicaron después, es notable la diferencia. En el último dato reportado al final de la semana pasada, Mitt Romney estaba por encima de Barack Obama, sólo por 2 decimas de punto, pero al final arriba.
Lo que indicarían estos números es que hubo un cambio en las preferencias, y el único evento relevante fue el debate, entre los 5 puntos de ventaja de Obama y la ahora ventaja de décimas de Romney. Por ello, en automático este cambio de preferencias se atribuye al debate.
En conclusión todas las mediciones para estimar el impacto del debate como evento específico son imperfectas. Sólo tenemos indicadores agregados genéricos. Los próximos dos debates despertaran el mismo nivel de interés, pero al igual que el primero serán prácticamente imposibles de medir en sus efectos aislados. Al final sólo tendremos un efecto especulativo y nos tendremos que referir al cambio de preferencias agregadas de la elección como medida del “efecto debate”.
Encuestas pre y post debate
De acuerdo con el sitio de internet Pollster, que hace una recopilación de encuestas sobre preferencia entre los candidatos a la presidencia de EU, Mitt Romney y Barack Obama tienen una diferencia de menos de un punto porcentual (46.8% contra 47%)
En todas las encuestas realizadas después del primer debate presidencial, el candidato Romney ganó terreno en la contienda, para aparecer en algunas mediciones empatado con el presidente Obama o bien con no más de dos puntos por debajo del mismo.
Mientras que Barack Obama disminuyó el número de posibles votos electorales, Romney tuvo un avance entre aquellos que lo apoyan fuertemente, sobresale el hecho de que la cantidad de indecisos aumentó después del evento.
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