Esta mañana la Caravana de Madres arribó a la ciudad de Escobedo, en Nuevo León. Allí tuvo una de sus jornadas más conmovedoras en lo que va del recorrido. La hondureña Olga Marina Hernandez se reencontró con su hijo Gabriel Salmeron.
La emoción se desbordó hasta las lágrimas para madre e hijo, incluso para muchos de los testigos de este reencuentro. Olga Marina tenía 4 años de no verlo y lo encontró en camino de ser pastor de la Casa de Rescate Cristo Vive.
Olga Hernández participó el año pasado en la Caravana, y a dos meses de su regresó a casa fue contactada por el Movimiento Migrante Mesoamericanao (MMM). La noticia fue que habían encontrado a Gabriel. Si bien desde entonces han mantenido contacto telefónico, hoy volvió a abrazarlo.
Gabriel al ver a su madre se soltó en llanto y contó que tras salir en 2007 de su natal Progreso y Oro rompió contacto con su familia. Llegó a Estados Unidos pero pronto fue deportado a México, en donde se dedicó a delinquir en la frontera con una banda del crimen organizado.
“Yo salí de Honduras buscando el sueño americano; fue cuando me encontré con la bestia, cuando me encontré con la bestia que mata, cuando me encontré en vivo y en directo con la muerte”, narró a las otras madres que recorren el país en busca de los suyos.
Después, destacó, llegó al centro de rehabilitación, en donde recibió cobijo, apoyo médico y psicológico y además la opción religiosa en la que hasta ahora participa.
Este es el segundo caso de reencuentro en esta Octava Caravana “Liberando la Esperanza”, integrada por unas 60 madres de migrantes centroamericanos desaparecidos en México.
Estuvieron acompañados por las demás madres de la caravana quienes celebraron con alegría este reencuentro, pero dijeron mantener el pesar en su corazón por no ubicar aún al resto.