Independientemente de las buenas o malas acciones que pudo haber realizado en vida el ex presidente de Azerbaiyán, Heydar Aliyev, con la inauguración, sobre Paseo de la Reforma, de una monumental estatua, México se ha convertido en el único país de Occidente que homenajea a dicho personaje y el 65 en colocar su propia versión de tan controvertida figura.
Otro aspecto destacable es que la escultórica efigie -inaugurada el pasado 22 de agosto por el jefe de Gobierno capitalino, Marcelo Ebrard, es muy parecida, casi idéntica, a otras 64 existentes en una sola región del mundo: 44 en la República de Azerbaiyán, 15 en países de Europa Oriental, tres en Turquía y dos más en Egipto e Israel.
El modelo de estatua que desde el Bosque de Chapultepec ahora contribuye a reivindicar a Aliyev, ex jefe de la extinta KGB soviética y gobernante de esa nación durante más de 30 años, se ha venido replicando en estos lugares, salvo contadas ocasiones en que aparece en forma de busto.
Dicha similitud entre las 65 esculturas colocadas alrededor del mundo se explica porque todas estas han sido creadas bajo la misma escuela escultórica, la Academia Estatal de Bellas Artes de Azerbaiyán, cuya sede se encuentra en la ciudad capital de Bakú.
A este ámbito pertenece una centena de escultores eslavos, entre éstos, el creador de la versión mexicana, Natig Aliev, nacido en 1958 en Bakú y nombrado “artista del pueblo” por Ilham Aliyev, actual mandatario de Azerbaiyán e hijo del tan homenajeado en bronce, granito y mármol.
En el caso de la versión número 65, colocada en Chapultepec, es casi idéntica a la que se encuentra en el Parque Nacional Altyaghach, en la ciudad de Xizi, Azerbaiyán.
Con rictus adusto y mirada que parece ir por encima de las copas de los árboles de Reforma, el bronce de Aliyev se acompaña de pedestal y piso de mármol blanco, además de un respaldo de concreto que simula la traza geográfica de Azerbaiyán, pero con un diseño arquitectónico que, a su vez, es equivalente al de otras versiones montadas en países de la antigua URSS, particularmente el de la tumba oficial, en Bakú.
Las referencias documentales de este fenómeno de multiplicación de estatuas del dictador dejan ver la respectiva contribución -sea voluntaria o involuntaria- del Gobierno del Distrito Federal a una no poco cuestionada campaña publicitaria global que emprende el gobierno de Azerbaiyán a favor de la imagen de su ex mandatario.
Una campaña que, por otra parte, tiene como ejecutora central a la también controversial pareja gobernante, compuesta por el mandatario Ilham Aliyev y su primera dama, la señora Mehriban Aliyeva, quien preside la fundación que reparte fondos en cada país donde se instala una escultura (65 millones de pesos declarados, en el caso de México).
Lo llaman tirano
El historiador Jean Meyer, premio Nacional de Ciencias y Artes 2011, propuso en un artículo de opinión que si el Gobierno del DF no dudó en rendirle un homenaje al ex presidente de Azerbaiyán, se construya una estatua a Arturo Durazo, ex jefe de la Policía de la capital, encarcelado por corrupción.
El académico señala que en su libro La perestroika (FCE, 1991) resumió la trayectoria de Heydar Aliyev, a quien califica de mafioso, corrupto, traidor, y responsable de masacres en contra de la población armenia con el objetivo de desestabilizar a su contemporáneo, Mijail Gorbachov, secretario general del Partido Comunista en la desaparecida Unión Soviética.
Meyer dice que se podría construir un monumento “a otro matón nuestro, porque nuestro no es el déspota, señor de bienes y vidas en Azerbaiyán”. REDACCIÓN
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