BEIRUT. Los opositores que exigen la dimisión del Gobierno de Nayib Mikati mantienen asentados grupúsculos frente a la sede del Ejecutivo en Beirut y cerca de la casa del primer ministro en Trípoli.
La oposición libanesa, encabezada por Saad Hariri, acusa a Mikati de encubrir al régimen sirio, al que atribuyen la muerte de Al Hasan y de todas las personalidades antisirias asesinadas entre 2004 y 2008, entre ellas el ex primer ministro Rafic Hariri.
Entre los diputados de la coalición opositora 14 de Marzo, varios denunciaron que han sido víctimas de amenazas de muerte a través de mensajes a sus teléfonos enviados desde un teléfono sirio.
El parlamentario Amar Huri precisó que después del atentado recibió un mensaje que decía “Felicidades, la cuenta atrás comenzó con uno de los diez que serán eliminados”, que también fue enviado a otros diputados opositores como Ahmad Fatfat, Hadi Hobeich y Nuhad Machnuk.
Los diputados de la oposición han decidido boicotear las actividades parlamentarias y oficiales que estén asociadas con los miembros del Gobierno.
Ante esta división política, el presidente, Michel Suleiman, intensificó sus contactos con los políticos libaneses de todas las tendencias para tratar de reanudar la mesa del diálogo con miras a encontrar una solución a la crisis.
“Los libaneses deben mostrar que tienen el sentido de la responsabilidad para franquear este periodo crítico y evitar las eventuales repercusiones de las crisis regionales”, dijo Suleiman.
El mandatario libanés recibió a la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton, quien advirtió contra el “vacío político” que podría originarse en el Líbano si dimite Mikati.
Ashton manifestó “el apoyo de la UE a la independencia y estabilidad del Líbano y a las medidas del gobierno para controlar la situación”, al tiempo que instó a “tomar decisiones que conduzcan al establecimiento de la paz y la resolución de los problemas”. EFE