Andas por ahí con tu iPhone 5 en la mano, los Beats adornando tu cabeza y tu Kindle Fire y tu Air en la mochila. Como tú, cientos de sujetos andan por las calles de este mundo marcando tendencias de consumo y comportamiento. Eres, por ejemplo, de los que interrumpe cada tres minutos una charla con otro humano por ver lo que aparece en una de las pequeñas pantallas que cargas a todas partes. Twitter, trending topic, hashtag, like y unfollow son algunas de las palabras que usas para aderezar conversaciones con tus pares. Eres la onda.

 

Estás acostumbrado a escuchar que las empresas de tecnología nos consideran uno de los mercados clave en la región. Te sientes, como mexicano, por encima de los brasileños, colombianos y guatemaltecos. Tu país es el vecino de Estados Unidos. Es un lugar en donde además llegan los mochileros de Barcelona y UK a confirmarte lo hermoso que es tu país y a darte lecciones de lo que deberías hacer para ser como ellos. De entrada, lo sientes, son europeos sofisticados que tienen mucho que enseñarte. Por lo pronto, tienes tus Camper, ropa de Massimo, H&M y un corte de pelo como el que viste en la revista del domingo de El País. Eres la onda (sin tomar en cuenta que adoptaste un perrito callejero, más feo de lo que me puedo imaginar, para pasearlo en México).

 

Mientras nos sentimos el ombligo del mundo, los trendsetters, empresas como Apple y Microsoft consideran que no estamos tan preparados para sus inventos como creemos. Todavía somos parte del Tercer Mundo, o en vías de desarrollo, pobres pues.

 

Ellos lo saben. Una cosa es comprar un iPhone 5 en Estados Unidos y correrlo con un plan de datos local, y otra usar red de cuarta generación con una tarifa decente y con cualquier equipo de los disponibles para estar conectados en todo momento a alta velocidad. Es decir, una cosa es la pose, y otra la realidad.

 

La semana pasada, después de varias reuniones, una de las empresas de telefonía mexicanas más importantes logró que los ingenieros de Apple accedieran a su petición. Desde el lanzamiento de iPhone 5 habían insistido en lanzarlo en este país, pero los expertos de Cupertino desconfían de que eso sea una buena idea, pues el teléfono es demasiado producto para las redes que existen en esta nación. Es, como en algún momento lo platicamos, como si te compraras un Ferrari y lo tuvieras en tu garage. Estas en todo derecho, tienes el dinero y el poder para presumirlo entre tu círculo. Generar envidias a partir de esa muestra de acumulación. Sin embargo, vives en un pueblo en el que no hay calles pavimentadas, entonces sacar tu auto a la terracería significa dejarlo en pedazos en el camino o no poder cambiar la velocidad más allá de la segunda.

 

El 2 de noviembre llega a México el iPhone 5. Mis amigos de la industria, no precisamente los mexicanos, me dicen que no entienden a los consumidores locales, pues gastarán mucho dinero por tenerlo sin sentido. Pero lo que yo les digo es que a ellos les hace sentido, por el tipo de contexto en donde se mueven. Sus egos lo necesitan.

 

Otro ejemplo. El viernes pasado comenzó a venderse Surface, pero no en México. Una representante de Microsoft me dijo que muy pronto estará en el país, pero que no sabe cuándo. La tablet de la empresa de Redmond es uno de los últimos iconos de la sofisticación. La ejecutiva, quien vive en Miami, me dijo que cualquier mexicano podría comprarla en Estados Unidos y traerla a México. Mientras eso me decía, Assassin´s Creed III y Halo 4 ya se podían conseguir en algunos mercados de esta nación, piratas, mucho antes de que salgan a la venta en su empaque original…

 

Y las noticias te dicen que la economía mexicana está mejor que la europea. Y te la vuelves a creer. Te crees primer mundo. Pero las empresas de tecnología sugieren que te equivocas.