1. EL ORO DEL BBVA. Las cifras acumuladas al tercer trimestre del año del banco español BBVA muestran tendencias interesantes. Primero, el banco perdió 532 millones de euros en España. Segundo, las utilidades en México fueron de mil 300 millones de euros, aunque muy cerca están las de América del Sur con mil 14 millones, y las de Eurasia (principalmente Turquía) con 813 millones de euros. Tercero, se profundizan las pérdidas en España, se ralentiza la generación de utilidades en México y Chile, y se acelera el negocio financiero en América del Sur, especialmente en Colombia, Venezuela y Perú; así como en los mercados de Turquía y Estados Unidos. Cuarto, la historia se repite 500 años después con las viejas colonias americanas y del oriente, alimentando con oro a una economía española decadente pero con una corte en la opulencia.

 

2. EL CASO TOYOTA. Los grandes consorcios transnacionales de fabricantes de automóviles reciben un tratamiento fiscal preferente muy similar al que tienen las empresas maquiladoras, con tasas impositivas netas sumamente reducidas. Todo este costo fiscal para el país tiene, teóricamente, el propósito de atraer grandes inversiones para generar beneficios económicos duraderos como las transferencias de tecnologías y la generación de cadenas productivas a partir de una exigencia de insumos nacionales. De no ser así, no tendría ningún sentido el costo fiscal que se paga. Más allá de los dimes y diretes mediáticos y del anecdotario, el hecho incontrovertible es que la japonesa Toyota se ha resistido, tradicionalmente, a invertir en serio en México y sólo se ha limitado a cumplir con los mínimos para obtener preferencias fiscales y comerciales ventajosas en el mercado mexicano.

 

3. ORTIZ EN SU TINTA. Fiel a su estilo y en medio de los cuestionamientos internos a su gestión al frente de Banorte, a partir del martes de la próxima semana Guillermo Ortiz, presidente ejecutivo del grupo financiero, “echará toda la carne al asador” con la primera convocatoria para instalar los consejos regionales del grupo como ocurre con Banamex y Bancomer. El poder de convocatoria de Ortiz reúne por igual a su viejo amigo Alan Greenspan, a su ex jefe Ernesto Zedillo, como al presidente electo Enrique Peña Nieto. Con toda la crítica encima, el momento para Banorte es inmejorable por sus resultados financieros que se refleja en un crecimiento de la acción de 58.8% en los últimos 12 meses, un comportamiento superior al de su competidor Inbursa cuya acción creció 22.4% en el último año. El crecimiento agresivo de su cartera de crédito vigente y la solidez de sus márgenes financieros se han traducido en importantes incrementos de utilidades netas que podrían superar los 820 millones de dólares en el año. Con todo y los buenos resultados el ex gobernador del Banco de México, para quien es su primera experiencia en el sector bancario privado, debe limar asperezas (y un montón de intereses) con algunos miembros del consejo que nunca hicieron mueca con el estilo vertical de Don Roberto. Ahora Ortiz tendrá que poner a funcionar esa “mano izquierda” que nunca se le dio y que tantos encontronazos le han provocado.

 

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