NUEVA YORK. Cristina García, una inmigrante mexicana sin papeles, dedicó uno de sus domingos a hacer algo inaudito: llamar puerta tras puerta en un barrio de Queens, Nueva York. Su mensaje era convencer a los vecinos de que salgan a votar en las próximas elecciones presidenciales.
Lo inaudito es que la ama de casa de 30 años no podrá ir a las urnas el 6 de noviembre. García no tiene autorización legal para residir en el país.
“Lo hice para ser útil, para ayudar”, dijo la mexicana de pelo negro y ojos grandes, quien lleva en el país más de una década. “No importa que yo no pueda votar. Esto es algo que nos debería interesar a todos. Podemos ayudar a lograr un cambio, aunque sea pequeñito. Si mucha gente hiciera esto, cambiaríamos el país”.
El temor de vivir en las sombras no fue obstáculo para que ella y una comunidad entera de inmigrantes ayuden a promover el voto entre electores hispanos y otros ciudadanos tocando puertas.
Sienten, a su vez, que haciéndolo su voz y sus intereses pueden ser escuchados en el proceso electoral y, para algunos más, constituye una manera de agradecer a un país que les ha dado oportunidades.
El fenómeno fue impulsado por grupos activistas que ayudan a inmigrantes en barrios como Jackson Heights, Elmhurst y Corona, en Queens, en el condado de Staten Island; en el suroeste de Detroit en una zona conocida como ‘Mexican Town’ y en diversas ciudades de California incluyendo Los Ángeles.
“El ser indocumentado no es excusa para no estar involucrado en las elecciones”, dijo Gonzalo Mercado, director ejecutivo del Centro del Inmigrante en Nueva York. “Los indocumentados pueden decir a sus parientes y amigos que son ciudadanos estadounidenses que salgan de casa y voten”.
En el país hay 24 millones de hispanos que son ciudadanos estadounidenses mayores de 18 años, según el Centro Hispano PEW.
Aunque se espera que sólo 12.2 millones voten y 10 millones se abstengan de hacerlo, según datos de la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados, con sede en Washington.
Los activistas dicen que una mayor movilización de votantes hispanos supone elevar la importancia de temas como inmigración y derechos de los inmigrantes, que importan tanto a latinos viviendo legalmente en el país, como a los que no.
Semanas atrás, en domingos, los grupos New Immigrant Community Empowerment y Queens Community House organizaron jornadas de llamada a puertas en el barrio de Elmhurst y Corona, en Queens. Los participantes suelen ser inmigrantes que acuden a clases de inglés gratis.
Elmhurst es una de las comunidades más racialmente diversas de Nueva York.
“Me encontré con varios inmigrantes que me abrían la puerta y decían que no podían votar”, dijo García riéndose. “Aun así creo que la intención es la que cuenta”. (AP)