ATENAS. Grecia vivió a partir de ayer y durante toda la semana varios paros sectoriales y una huelga general de 48 horas, contra las medidas de austeridad que el Gobierno del conservador Andonis Samarás pretende aprobar el miércoles en el Parlamento.
Los taxistas se declararon en huelga de 24 horas y los trabajadores del servicio de metro y tranvía, un paro hasta final de hoy martes.
Los médicos y el personal sanitario de los hospitales públicos fueron llamados a una huelga de tres días, hasta el miércoles, por lo que los centros sanitarios sólo atenderán urgencias.
Igualmente, los abogados iniciaron ayer una huelga de brazos caídos de cinco días.
También los periodistas llevarán a cabo ayer una huelga de 24 horas en contra de la intención del Gobierno de fusionar su fondo propio de la Seguridad Social con el general del Estado.
Esta propuesta fue rechazada ya la semana pasada por el Parlamento, pese a lo que el Ministerio de Finanzas pretende volver a presentarla esta semana junto al resto de medidas de austeridad.
Los periodistas de la televisión y la radio públicas llevan además varios días en huelga exigiendo la reincorporación de dos presentadores que fueron relevados de sus funciones por criticar a un ministro por supuestas torturas policiales a militantes anarquistas.
Además, los trabajadores de la compañía pública de electricidad iniciaron la noche de ayer un paro de 24 horas, por lo que se ha avisado de eventuales cortes de suministro eléctrico.
Una huelga de 48 horas contra las medidas de austeridad y los recortes ha sido convocada para hoy martes y el miércoles por las dos principales confederaciones de trabajadores, GSEE (sector privado) y ADEDY (funcionarios), y apoyada por dos grandes asociaciones de pequeños empresarios y comerciantes, ESEE y GSEVEE.
El Gobierno viene de presentar al Parlamento el paquete de medidas de austeridad, que será votado el miércoles, exigido por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional a cambio de un nuevo tramo de financiación.
El domingo por la noche está prevista la votación de los presupuestos para 2013, que incluyen buena parte de los nuevos recortes exigidos por los acreedores internacionales.
Los drásticos recortes al gasto público y aumentos de impuestos, exigidos por los acreedores del país, buscan ahorrar unos 13 mil 500 millones de euros (17 mil 300 millones de dólares) en 2013-2014. Si los legisladores los rechazan en una votación el miércoles, Grecia enfrenta la perspectiva de perder préstamos vitales de rescate que la han mantenido a flote desde mayo de 2010.
El siguiente abono de 31 mil 500 millones de euros de un préstamo total de 240 mil millones de euros ya está demorado, y sin él Grecia podría entrar en bancarrota en menos de dos semanas.
Entonces el país se vería obligado a abandonar el grupo de 17 naciones que utilizan el euro y regresar a su antigua moneda, el dracma, para pagar facturas y salarios, lo que podría desatar una pesadilla de corridas bancarias, hiperinflación y depreciación de la moneda que evaporaría los ahorros y pondría incluso los bienes más básicos fuera del alcance de muchos griegos. AGENCIAS