Los priistas llevaban mano este año en la definición de la Medalla Belisario Domínguez, la máxima presea que otorga el gobierno de la República. A ellos tocaba proponer y tenían capacidad de veto.
Originalmente, cuando aún no estallaba en el Senado la guerra por la reforma laboral, ni se había tejido la alianza entre PAN y PRD hasta conformar la votación en bloque que derrotó al tricolor en la votación ante el pleno -que sumó los artículos relacionados con la transparencia y la democracia sindical-, los priistas habían puesto sobre la mesa dos nombres: el de Jorge Carpizo y el de don Jesús Reyes Heroles. Personajes, ambos, de gran trayectoria en el terreno político e intelectual.
¿Por qué los senadores priistas dejaron caer cualquiera de esos nombres y optaron por obsequiar la Belisario Domínguez al maestro Ernesto de la Peña, un erudito ciertamente, traductor del Evangelio, poeta, cuentista, pero cuya trayectoria no se significó en el terreno político? ¿Por qué optar por él frente a un Carpizo, gran jurista y primer presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos; o un Reyes Heroles, autor del Liberalismo Mexicano y de la reforma política que abrió las puertas a la pluralidad en las cámaras?
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LA RESPUESTA ESTÁ EN EL TERRENO POLÍTICO.- La respuesta sólo puede encontrarse, precisamente, en el terreno político, en el ambiente adverso que hoy enfrentan los priistas en las cámaras -particularmente en el Senado, donde no suman mayoría con sus aliados-, y en el momento que se vive: la etapa de transición.
¿Se trata de abonar el camino para el 1 de diciembre, el día en que Enrique Peña Nieto rendirá protesta ante el Congreso como presidente constitucional? ¿Se busca no meter ruido ante las reformas que hoy se discuten y las por venir?
Así parece. De otro modo no se entiende que hayan dado marcha atrás en sus propuestas y hayan descafeinado la presea Belisario Domínguez, aunque el senador Roberto Albores Gleason defienda la decisión tricolor con el argumento de que “no se quiere acotar la medalla al terreno político, ni sea entregada sólo a funcionarios públicos”; o que su colega perredista Zoé Robledo insista: “No hay que verla como una medalla al mérito político”.
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EL ÁNGEL DE LA GUARDA NO ES SUFICIENTE.- ¡Vaya conferencia del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia! Con decir que don Juan Silva Meza sostuvo que en los últimos 10 años los jueces han requerido ya no sólo protección de su “ángel de la guarda”, sino mucho más que eso.
Han llegado al grado de que el Consejo de la Judicatura les dé vehículos blindados, aunque no todos los jueces tienen uno. En ciertas zonas del país, indicó, ha sido necesario que lleven incluso escoltas, pues han sido amenazados.
Silva Meza narró el caso de un juez que tuvo que ser acompañado por miembros del Ejército mexicano para dictar su resolución, pues había sido “levantado” la noche anterior estando de turno y amenazado para dictar su resolución en cierto sentido al día siguiente.
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GEMAS: Obsequio de Andrés Manuel López Obrador: “El PRI se ha transformado en cuatro ocasiones: fue PNR (Partido Nacional Revolucionario), PRM (Partido de la Revolución Mexicana) y PRI (Partido Revolucionario Institucional); pero la última transformación la realizó en 1988, con Carlos Salinas, cuando surgió el PRIAN”.
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