Con el auspicio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Miguel Ángel Mancera, jefe de Gobierno electo del Distrito Federal, y los líderes de PRD, PRI y PAN en el Senado reabrieron el debate de la reforma política de la capital del país, que quedó trunca en 1996.

 

No obstante, fue Emilio Gamboa, coordinador del PRI en el Senado, quien trazó los primeros ejes de la reforma al señalar que “para el Distrito Federal tanta autonomía, como tanto gobierno federal sea necesario”.

 

Además de plantear la discusión “sin temor” de una nueva división del territorio y poner fin a los gobiernos “unilaterales” de las delegaciones para no excluir los contrapesos y las minorías de la ciudad.

 

Al medio día, en el Palacio de Minería, el rector de la UNAM, José Narro, abrió la discusión con la advertencia de que llegó el momento de eliminar el trato discriminatorio a los habitantes de la Ciudad de México.

 

“¿Será, -me pregunto- que se trata de una suerte de némesis por el centralismo agobiante que en muchos momentos se ha ejercido en el país desde esta ciudad capital? No lo sé, pero lo que sí resulta claro y contundente es que muchos, muchos de los derechos políticos de los ciudadanos en esta capital de la República están disminuidos”, planteó Narro ante Jorge Carlos Ramírez Marín, representante del presidente electo Enrique Peña Nieto, los ex jefes de Gobierno del DF, Cuauhtémoc Cárdenas y Alejandro Encinas, senadores, diputados federales, delegados y líderes de opinión.

 

Enseguida, pidió a los representantes de los partidos políticos en el país, convocados por Mancera, tomar en cuenta sus argumentos.

 

“Con profundo respeto me atrevo a señalar que desde las estructuras legislativa se debe priorizar el interés de la sociedad y no los por supuesto legítimos, absolutamente legítimos puntos de cada una de las fracciones”.

 

Narro añadió que al ciudadano no le interesan “las estrategias dirigidas a formalizar alianzas para que una sola parte de ese todo pague los costos políticos de una acción inconveniente, de una omisión o de una alianza meramente circunstancial”.

 

Enseguida, Gamboa manifestó su voluntad para que el análisis de la reforma política del Distrito Federal “sea un ejercicio de cara a toda la sociedad y en el que se incluyan todas las voces para perfeccionar el sistema democrático de la capital del país con una visión metropolitana”.

 

El panista Ernesto Cordero, presidente de la mesa directiva del Senado, reiteró la voluntad de Acción Nacional por aprobar la reforma política a la capital del país, sin embargo, subrayó que el proceso “no puede ni debe ser popular, en democracia todas las voces deben ser escuchadas”.