El autor estadunidense Philip Roth debe estar tranquilo de haber registrado prácticamente todo. De las ansias juveniles, el impulso vital, el alma humana hasta el trasiego de la sabiduría con una acidez destacable. Agradecible.
Siempre narrando desde la cruda realidad, el tiempo que le ha tocado vivir. Su trabajo retrata con sarcasmo a la clase media y pinta con humor fino fantasías y desesperanzas de la comunidad judía en EU.
En una de sus últimas entrevistas citó al boxeador Joe Louis quien que al final de su vida dijo: “Hice lo mejor que pude con lo que tenía”. Y precisa que es exactamente lo que diría de su trabajo.
Sus personajes siempre viven abismos y desquiciamientos, a los que otorga el gran desordenador de la vida, el deseo sexual, así como la autocomprensión.
(Ilustración de Pablo García)
En sus más de cinco décadas como escritor referente en la literatura contemporánea, en sus 31 novelas y otros tantos cuentos y ensayos habla del dolor, la crueldad, la soledad, sin olvidar nunca la ironía. Destaca el manejo con sentido del humor de un monólogo íntimo del protagonista con problemas con el sexo ante su psiquiatra, en El mal de Portnoy (1969), obra que le dio celebridad.
A sus 79 años y en el marco de haber sido galardonado con el premio Príncipe de Asturias 2012, trascendió su retiro de las letras. Para el mundo esta noticia vio la luz este fin de semana, pero innegablmente este autor de origen judío se queda como referente de la literatura contemporánea.
Fue a través de su memorable personaje y alter ego Nathan Zuckerman, que fue el gran crítico de sus compatriotas, a quienes ha llegado a considerar “el origen de muchos males”. Narra en sus entregas la historia de la estupidez humana a través de “la variante estadunidense”, del macartismo a la era de la corrección política.
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Eterno candidato al Nobel y laureado con los mayores galardones reveló que querría dejar las letras si pudiera, hace un par de semanas. Nadie pensó que esto podría ser tan pronto o que ya tenía una decisión al respecto.
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“Tengo 79 años, ¿si (escribir) es tan frustrante y difícil para mí, qué me ha llevado a seguir haciéndolo? Y la respuesta es muy tonta, es que no sé cómo parar. Si pudiera dejar de escribir, lo haría, pero no sé cómo hacerlo”, dijo Roth a fines de octubre en entrevista a la agencia española EFE. La charla se dio en la intimidad de su departamento de Upper West Side, en Nueva York.
“Se acabó. Némesis ha sido mi último libro… He dedicado mi vida a la novela: he estudiado, he enseñado, he escrito y he leído. He dejado fuera casi todo lo demás. Ya basta. Ya no siento ese fanatismo por escribir que sentía antes”, confesó.
La charla se publicó a inicios de octubre. Con Némesis (2011) -fuerza compensadora de otro suceso desafortunado en origen-, Roth crea su nueva forma de tragedia con una novela provocativa y desgarradora de trama muy humana, muy contemporánea, en la que se mueve en la idea metafísica de la oportunidad y la responsabilidad en la vida de todos y revela que la enfermedad y la muerte son episodios de mala suerte.
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Tras ser cuestionado porque se interesó en una enfermedad como la polio, en este que será su último libro, sostuvo que es un tema nuevo del que nunca antes escribió y “porque para la gente como yo, nacidos en los años 20 o 30 en EU, la polio tuvo un papel importante. Antes de la vacuna en 1955, vivíamos ante la amenaza que nos aterrorizó… La otra amenaza real”, después de la guerra.
¿Y sí…?
(FOTO: ESPECIAL)
Al responder sobre que le hace escribir, Roth presuroso señaló “El deseo de experimentar el ‘¿y si?’ (el “qué pasa si”). ¿Y si … esto o aquello ocurrió, ¿qué pasaría? Me pongo todos mis libros a través de este”¿y si?”. ejemplo: “Y si una epidemia de polio había tocado a mi comunidad en Newark en 1944?”.
Goodybye, Colombus (1959), su primera obra le valió el National Book Award (Premio Nacional del Libro) en 1960. Un relato sobre la vida de los judíos en Estados Unidos. Argumento que se llevó al cine en 1969.
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Su trilogía llamada Los Estados Unidos perdidos, en la que mezcla historias y tiempos narrativos, y que reúne Pastoral americana (1977), Me casé con un comunista (1998) y La mancha humana (2000), le dieron los más celebres premios. Un National Book (1995), el Pulitzer (1998) y el Nacional de la Crítica (1998).
Con La conjura americana (2005) presenta una historia alterna de EU. El presidente Roosevelt es derrotado por el aviador Charles Lindbergh, un antisemita declarado que firma un tratado de paz con Hilter. Lo que le valió el Sidewise de Historia Alternativa.
Así dice adiós una de las carreras más brillantes. Es de los pocos que puede sumar una opinión favorecedora y casi unánime de la crítica y del lector.