Altos mandos del Buró Federal de Investigación (FBI) y el Departamento de Justicia fueron notificados desde el verano acerca de la relación extramarital de David Patreaus, ahora ex director de la Agencia Central de Investigación (CIA) con su biógrafa, Paula Broadwell.
De acuerdo al periódico The New York Times, la investigación inició por las quejas de supuesto acoso por parte de Broadwell, con quien mantenía una relación y quien enviaba correos electrónicos a Jill Kelley, una amiga de Patreaus.
Aunque el rotativo sólo explica que mediante “técnicas forenses” fue averiguado el correo abierto anónimamente por la autora de las amenazas electrónicas, aclara que los investigadores accedieron a las otras direcciones electrónicas abiertas desde la dirección del ordenador que remitía las amenazas.
Además de identificar a Broadwell como la supuesta autora del ciberacoso, los agentes encontraron en el ordenador que la amante de Petraeus entregó voluntariamente documentación clasificada, que éste negó haberle facilitado.
Según la versión del rotativo neoyorquino, fue en ese punto de las investigaciones a finales del verano, cuando se trataba de comprobar si el general estaba implicado en el ciberacoso cuando los agentes del Departamento de Justicia notificaron a sus superiores las derivaciones de la indagación.
El periódico aclara que se desconoce si durante la investigación los agentes accedieron al correo personal de Petraeus o sólo de los que quedaban en el buzón de Broadwell.
Igualmente precisa que no puede aclarar cuándo conocieron la investigación en marcha el director del FBI, Robert S. Mueller, y el secretario de Justicia norteamericano, Eric H. Holder, pues ambos se han negado a comentar el asunto.
Otro dato que presenta el diario es que el adulterio puede ser tipificado como delito bajo las normas castrenses.