Estimados lectores:

 

Estas primeras líneas de la columna de hoy, se las quiero dedicar con muchísimo cariño a un gran amigo, Alfredo Elías, quién el pasado 6 de noviembre fue honrado por el presidente Felipe Calderón, al poner en operación la central hidroeléctrica La Yesca, la cual lleva su nombre Ing Alfredo Elías Ayub. Esta presa se encuentra en el cauce del rio Grande de Santiago, en el municipio de La Yesca, en Nayarit, es la segunda más alta del mundo con 220 metros de altura, después de la Presa de las Tres Gargantas, situada en el curso del rio Yangtsé, en China.

 

Tito, como lo conocemos sus amigos, nació en la Ciudad de México, es ingeniero civil por la Universidad Anáhuac y tiene un MBA de la Universidad de Harvard School of Business, de la cual recibió una mención honorífica.

 

Fue director de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Anáhuac, y profesor de Finanzas en la Universidad de Harvard, así como miembro de la Junta de la Escuela de Negocios de dicha Universidad.

 

Ha tenido una carrera muy destacada dentro del sector público en México, en donde ha desempeñado diversos cargos importantes, dentro de los que están coordinador ejecutivo en la Secretaría de Desarrollo Urbano y Obras Públicas del Estado de México, y director general de Aeropuertos y Servicios Auxiliares, entre otros. En enero de l999, fue nombrado por el presidente Ernesto Zedillo, director general de la Comisión Federal de Electricidad, y luego ratificado por los presidentes Vicente Fox y Felipe Calderón, siendo así uno de los dos únicos miembros del PRI invitado a formar parte de la administración foxista.

 

En marzo de 2011, dejó el cargo después de 12 años por razones de salud.

 

Quiero felicitarlo amplísimamente, pues como dijo el presidente Felipe Calderón en su discurso inaugural, “el ingeniero Elías Ayub ha sido uno de los mejores servidores públicos de México”.

 

Y pasando a otro tema, un evento que tuvo muchísima aceptación fue Dîner en Blanc, el cual se llevó a cabo el pasado 8 de noviembre.

 

En el último minuto, el lugar secreto es anunciado a miles de amigos y conocidos que pacientemente han estado esperando para saber dónde se realizará la cena en la Ciudad de México. Nadie puede llegar en su propio coche al lugar, todos llegan desde varios puntos de reunión en autobuses rentados para el evento. Habiendo llegado al lugar escogido, que en esta ocasión fue la explanada del Munal, se distribuyen las mesas de acuerdo a un croquis y se colocan las viandas que cada grupo ha traído consigo. En cuestión de minutos la gente está instalada, y voilá cenando, y disfrutando de la maravillosa velada.

 

Se trata de un evento único. El comité organizador está formado por una red de amigos que, de manera voluntaria, dedican su tiempo para que sus invitados a la cena, vivan una experiencia inolvidable. La constante expectación, y lo maravilloso de los espacios que tiene la ciudad por ofrecer, le dan a la velada un significado de sofisticación, y buen gusto.

 

En 1988 en París, Francia, François Pasquier después de vivir varios años fuera de su país, quiso ponerse en contacto nuevamente con sus amigos, y los invitó a una cena. Hubo tanta repuesta, que los congregó en el Bois de Boulogne, bosque muy grande en el centro de París, por lo que les pidió vestirse de blanco para poder reconocerse.

 

Iniciado hace 24 años con apenas unos cuántos amigos, el Dîner en Blanc de París ahora reúne cerca de 20 mil personas cada año, en algunos de los lugares más prestigiados de la capital francesa. Esta Cena de blanco se realiza en ciudades de todo del mundo, es un evento alrededor de un lugar hermoso, que hace que cada ciudad brille y se destaque de manera única.

 

Otro evento muy chic, fue el que tuvo lugar el pasando sábado 10 de noviembre en el Campo Marte, el Abierto Mexicano de Polo; este es uno de los eventos deportivos que más gente atrae, ya que es, al mismo tiempo, deportivo y social, ésta, su edición 22, fue todo un éxito.

 

En muchos países este deporte es conocido también como el deporte de los reyes; en Inglaterra sobre todo, al ser practicado por los príncipes, es sumamente popular. Durante el partido, a la hora del medio tiempo o intervalo, espectadores de todas las edades se reúnen en la cancha, sin importar su título o procedencia, a pisar los trozos de pasto llamados divots, los cuales han sido levantados durante el partido por las herraduras de los caballos; toda una tradición en este deporte.

 

En esta ocasión, el campeón fue el equipo Audi, formado por Isaac Sepúlveda, Pacho Aguilar, Rodrigo Fernández y Valerio Aguilar, al superar 5-3 a la cuarteta de ESPN.

 

En la final de la Copa Scappino, también jugada en el Campo Marte, el equipo formado por Guillermo Steta, Luis Miguel Basaguren, Diego Velarde y Germán Coppel, bajo el nombre de Scappino, se llevó el título al derrotar 3-2 a la escuadra de Fisher’s, integrada por Benito Hernández, Lorenzo Creixel, Roberto Pein y Jaime Creixel.

 

Estuvo presente en la premiación Bernardo de la Garza, titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte. Además, se entregaron reconocimientos como revelación a Óscar Solórzano, y a Rodrigo Fernández, como el jugador más valioso.

 

Por último, les cuento que fue todo un éxito la exposición de pintura de Sandra Pani en la Galería de Jesús Drexel, en Monterrey, Nuevo León, cuyo tema fue Mis manos, mi columna, un árbol: el eterno retorno.

 

Esta obra, como dice la autora, “es un regreso, una celebración, una revisión de todos estos años de pintar, es un homenaje al oficio y su vigencia, una afirmación de todo lo que aún se puede decir con la pintura. Es un homenaje a la mano como símbolo de la capacidad de manejar la propia vida; manos, ramas que se transforman que florecen, que una sobre otra forman una columna que a su vez se convierte en árbol”.

 

¡Mil felicidades! Pues estuvo padrísima.

 

Hasta la próxima