(David Petraeus y su esposa Hollister K. mientras el general tomaba el cargo en la CIA. Foto: AP)

 

Fue el nueve de noviembre cuando el ex general de cuatro estrellas, David Petraues, dimitió a su cargo como director de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA, por sus siglas en inglés); tras filtrarse la información de que sostuvo una relación de varios meses con su biógrafa Paula Broadwell, esto fuera de su matrimonio con Hollister K. Petraeus, mejor conocida como Holly.

 

A una semana de que se revelara el escándalo, Petraeus dios sus primeras declaraciones públicas y aseguró que su separación del cargo fue exclusivamente por motivos personales y no por su actuación tras el atentado en Bengasi, Libia, el pasado 11 de septiembre, donde murió Chris Stevens, entonces embajador de EU en ese país, así como otros tres estadunidenses.

 

Dijo también que durante su relación extra marital con Broadwell, quien además es reservista del Ejército, jamás le proporcionó algún documento clasificado que pusiera en riesgo la seguridad de Estados Unidos, como sostiene el FBI.

 

Petraeus, quien sucedió en el cargo al actual secretario de la Defensa Leon Panetta en septiembre de 2011, tras su regreso de Afganistán; remitió su carta de renuncia al presidente Barack Obama el mismo día en que se hiciera público el Petraeusgate.

 

En ella aceptó que luego de su relación extra marital secreta mostró un “comportamiento inaceptable tanto como esposo como líder de una organización” de las características de la CIA.

 

La respuesta del presidente fue: “No tengo pruebas de que se haya revelado información clasificada que pueda afectar a la seguridad del país”, y aseguró que no iba a entrometerse en una investigación que estaba en manos del FBI.

 

El ahora ex director de la CIA es general retirado de las Fuerzas Armadas estadunidenses y, antes, había sido máximo responsable militar de la Fuerza Multinacional en Irak desde enero de 2007 hasta septiembre de 2008.

 

En ese puesto fue el artífice de la estrategia en Irak que contribuyó al descenso de los niveles de violencia en el país árabe. Entre octubre de 2008 y junio de 2010 ejerció el mando del Comando Central de Estados Unidos.

 

(Petraeus y Paula Broadwell. Foto: AP)

 

 

Biógrafa y amante

 

 

Según su web oficial, Paula Broadwell pasó tres años escribiendo la biografía del ex director de la CIAAll In: The Education of General David Petraeus.

 

Parte de la investigación la hizo en Afganistán, mientras Petraeus era jefe de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF), donde tuvo un “extenso acceso” a él y a su círculo inmediato, de acuerdo con el portal. Su biografía en esa página indica que estudió en la Academia Militar estadounidense en West Point.

 

Es investigadora adjunta en el Centro de Liderazgo Público de Harvard y candidata al doctorado en el Departamento de Estudios de Guerra en el King’s College de Londres. Además se mudó hace más de tres años con su marido, radiólogo, y sus dos hijos a un barrio residencial den Charlotte, en Carolina del Norte. A ella le gusta estar en forma e incluso fue campeona de fitness. Modeló para una campaña publicitaria de armas automáticas.

 

 

(Paula y Scott Broadwell. Foto: Facebook)

 

FBI, investigación envuelta en misterio

 

El pasado 12 de noviembre, agentes del FBI acudieron a la casa de Broadwell, y ahí se les vio entrar y salir con cajas y bolsas, sin embargo no quisieron dar ninguna declaración a la prensa, según reporto una emisora local asociada a CNN. Esto confirmó que la escritora está metida en el ojo del éscandalo.

 

Petraeus no tenía intención de dimitir hasta que se hizo evidente que su relación extra matrimonial con Broadwell iba a quedar al descubierto a raíz de la investigación de sus cuentas de correo electrónico llevada a cabo por el FBI, según dijeron dos de sus ayudantes militares a The Washington Post.

 

A decir de los militares, esa investigación la inició un agente del FBI amigo de una mujer señalada como Jill Kelley, cuando ésta le contó en mayo que había recibido correos amenazantes, por lo que llevó el asunto a la Unidad de Delitos Cibernéticos del FBI, donde se inició una investigación.

 

En esos correos, enviados desde una cuenta anónima, Broadwell instaba a Kelley, amiga de la familia Petraeus, a poner fin a su comportamiento “demasiado amable” hacia el ex general, al parecer porque sentía celos de ella.

 

Cuando los investigadores accedieron al correo de Broadwell encontraron varios mensajes de Petraeus. En un principio creyeron que habían sido enviados por alguien que había hackeado la cuenta del ex director de la CIA. Sin embargo, personas cercanas a Petraeus afirman que su romance con Broadwell terminó hace cuatro meses, fecha coincidente con los correos amenazantes que recibió Kelley.

 

En algún momento Kelley habló a Petraeus sobre los correos y nombró a Broadwell como la persona que estaba detrás de ellos, de acuerdo con los investigadores.

 

La intriga y el misterios aumentaron tanto que el agente anónimo del FBI amigo de Kelley, se obsesionó con el caso, lo que dio pie a que lo vetaran de la investigación, según reportó el diario estadunidense The Wall Street Journal.

 

Tras haber sido excluido de las indagatorias, el agente puso al corriente del asunto al congresista republicano David Reichert, ante el temor de que el FBI decidiera no continuar con las indagaciones.

 

El escándalo se complica a medida que se conocen más detalles y el FBI es cuestionado por no haber informado antes de la investigación que destapó lo que ya es conocido como el Petraeusgate,  mientras continúa la preocupación sobre si la amante de Petraeus obtuvo información clasificada.

 

Cómo el FBI descubrió la relación extramarital de Petraeus con Broadwell, crecen las dudas sobre por qué el asunto no trascendió hasta la semana pasada pese a que responsables del Departamento de Justicia lo sabían desde el verano.

 

(Jill Kelley. Foto: AP)

 

 

Cuestionan pesquisas

 

Dos días después de que se diera a conocer el Petraeusgate, empezaron los cuestionamientos sobre la investigación que el FBI.

 

El representante republicano Peter King, uno de los más duros críticos de la administración de Obama, dijo a CNN que las acciones de inteligencia planteaban dudas y pidió una explicación detallada sobre el origen y manejo de la investigación.

 

Planteó también que el presidente Barack Obama debió ser informado de inmediato, pero contrario a ello, fue hasta un día antes que se enteró de los resultados y aceptó la renuncia del director de la CIA al siguiente día.

 

En tanto, la demócrata Diane Feinstein, presidenta del Comité de Inteligencia del Senado, afirmó en el programa Fox News Sunday que no recibió información previa de la investigación.

 

En ese sentido admitió que le preocupaba el caso debido a que “el asunto Petraeus era algo que podría haber tenido un efecto en la seguridad nacional”. Aseguró que se enteró al mismo tiempo que otros congresistas la semana pasada y reclamó también que el FBI tardó en avisar al Congreso.

 

En contraparte el senador demócrata Robert Menéndez, dijo al programa “State of the Union” que “la cadena de acontecimientos era bastante clara” y no veía “una conspiración detrás de cada cortina”.

 

La repentina renuncia de Petraeus el 9 de noviembre después de una estelar y disciplinada carrera dejó estupefacto a Washington, en tanto que integrantes del Congreso se preguntan si la seguridad nacional se vio comprometida y por qué no se les informó antes.

 

“Fue como un relámpago”, dijo la senadora demócrata Dianne Feinstein, jefa del Comité de Inteligencia del Senado, a la cadena Fox.

 

 

(Agentes del FBI entran a casa de Broadwell y se llevan ordenadores y pertenencias: AP)

 

 

“Affaire” de Petraeus salpica a otro general

 

Todo este escándalo salpicó al general Jhon Allen, quien es señalado por el FBI de mantener “comunicaciones inapropiadas” con Jill Kelley, la mujer que le confesó a un agente anónimo del FBI que recibía correos electrónicos amenazantes por parte de Broadwell.

 

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, reveló que ordenó la apertura de una investigación sobre Allen, en la que, según el diario The New York Times, el Pentágono está revisando entre 20 mil y 30 mil páginas de documentos relacionados con el caso, muchos de ellos correos electrónicos.

 

Corresponsales de distintos medios, durante un viaje con el secretario de Defensa para cubrir la cumbre Australia-EU, lo cuestionaron sobre si el FBI había determinado que era una investigación criminal, a lo que Panetta respondió que “eso corresponde al FBI determinarlo”, aunque no desdeñó la posible conexión con el escándalo del general Petraeus.

 

Panetta precisó que el general Allen negó haber actuado incorrectamente y el secretario de Defensa añadió que “merece el debido proceso” tras destacar su exitoso liderazgo en la guerra afgana.

 

Respecto al intenso intercambio epistolar, entre 2010 y 2112, Panetta no supo aclarar a qué era atribuible tal volumen, ni detalló los asuntos que trataban.

 

El secretario de Defensa dijo desconocer cómo Allen conocía a Kelley, aunque el militar, que fue destinado a Afganistán en 2011, había sido el segundo al mando en el Comando Central (CENTCOM), con base en Tampa (Florida) y la prensa estadunidense ha descrito a la mujer como una voluntaria en la base aérea de MacDill en Tampa.

 

(Allen y Petraeus. Foto: AP)

 

Aquí puedes revisar una breve semblanza de los principales involucrados en el Petraeusgate.