La premisa de que tomar leche nos hace crecer fuertes y sanos no debe aplicarse a cualquier persona. Los mexicanos somos una población de las más intolerantes a la lactosa y son los indígenas quienes más susceptibles lo son.

 

De acuerdo con INEGI, aproximadamente 50% de la población mexicana posee cierto nivel de intolerancia a la lactosa. Un estudio realizado en 2002 revela que es mas común en el Centro y Sur del país, que en el Norte.

 

Es precisamente al nacer que nuestro cuerpo se adapta a digerir la leche materna, pero tras este periodo la mayoría de las personas digiere cada vez menos la lactosa, componente de la leche.

 

Si bien alrededor del 70% de la población en el mundo tiene algún grado de intolerancia, condición que se agrava con la edad, hay grupos poblacionales como los europeos del norte, quienes en una media presentan problemas hasta los 20 años, mientras que grupos con especifica tolerancia como los indígenas mexicanos o los asiáticos pueden presentar problemas incluso antes de los 3 años.

 

Esta intolerancia se ha reportado de tal forma entre nuestros pueblos indígenas que provocó complicaciones a misioneros que intentaron nutrirlos.

 

Al ser un tema basado en etnicidades y genética, se puede clasificar geográficamente. Así el mapa mundial revela que la intolerancia a la lactosa se reporta por debajo del 10% entre los europeos del norte; arriba del 50% para los latinoamericanos; alcanza un 70% entre la población de África y en regiones de Asia, incluso alcanza prácticamente al 100%.

 

De allí que entre los ingredientes de las comidas china, tailandesa o japonesa hay una ausencia casi total de lácteos.

 

Y este debate sobre la intolerancia a la lactosa es tan viejo, que Hipócrates ya hablaba de sus síntomas en la antigua Grecia. Aunque su estudio se ha dado realmente en los últimos 50 años.

 

¿QUE HACER?

 

Distintos estudios reportan que alrededor de 250 mililitros al día, equivalentes a una taza de leche, son tolerados por el común de las personas, aun cuando tengan cierto rechazo a este alimento.

 

Aunque, alrededor de 11% de los mexicanos que toman menos de una taza de leche diaria llegan a presentar problemas digestivos, por lo que se recomienda eliminar el consumo de cualquier lácteo. La mala digestión de estos resulta en dolor abdominal, inflamación y diarrea.

 

Entre las opciones que se ofrece a quienes no toleran en absoluto los lácteos se recomienda leche de almendra, de arroz o de soya. En muchos casos, se sugieren suplementos de calcio o buscar comida adicionada con el mismo.

 

Y es importante tener presente que ciertos alimentos contienen lactosa oculta; por ejemplo, comidas preparadas, cereales, galletas, sopas instantáneas, margarinas, aderezos de ensalada y dulces, entre otros.

 

Una recomendación básica para quienes toleran porciones pequeñas es no eliminarlos de forma absoluta ya que poseen nutrientes indispensables para prevenir osteoporosis.

 

Yogurt, helados, leche sabor chocolate o descremada, quesos cheddar, parmesano y de cabra, son los más aceptados por el organismo.