Si bien hechos como la muerte de un menor en una sala de cine de la capital del país -a causa de una bala perdida, según informaron las autoridades- son el reflejo de una descomposición social y la ineficacia del Estado en la protección de los ciudadanos, no significa que exista un clima generalizado de violencia en la sociedad mexicana.

 

¿Es México un país violento?, ¿somos los mexicanos una sociedad agresiva? El doctor Jorge Álvarez Martínez, académico de la Facultad de Sicología de la UNAM, responde que existen zonas de violencia exacerbada, pero no significa que se trate de una situación extendida.

 

“Existen determinados tipo de situaciones, circunstancias, e incluso lugares, que sí generan una violencia exacerbada, pero el ciudadano común -afirma- dista de presentar estos rasgos”.

 

En un texto publicado por la Escuela Nacional de Estudios Superiores de la UNAM, René Jiménez Ornelas, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), distingue entre la agresividad como un elemento de sobrevivencia inherente al ser humano y la violencia que, dice, no es biológica, sino aprendida.

 

“Nos hemos vuelto más vulnerables, sobre todo en ciertos lugares de la República donde se siente la indefensión de las personas. La gente está cada vez más desprotegida al no saber cuándo puede ocurrir un hecho como el del cine en Iztapalapa y, lamentablemente, hay lugares en el país donde esto es parte del escenario urbano cotidiano”, agrega Álvarez Martínez.

 

Aun así, para el universitario la sociedad dista mucho de convertirse en un remedo de la estadunidense, criticada por la sicosis colectiva producto, en gran medida, de la facilidad con las que los ciudadanos pueden adquirir armas. Sin embargo, el hecho del aumento en la inseguridad en el país, sin duda aumenta la fragilidad social y hace del ciudadano un ser más a la defensiva y, por ende, agresivo.

 

Al respecto, las cifras oficiales son contundentes. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reporta un aumento de los homicidios a nivel nacional de 160% entre 2006 y 2011, alcanzando una proporción de 24 por cada 100 mil habitantes; en tanto que los robos a nivel nacional se incrementaron 45% de 2005 a principios de 2012.

 

Por su parte, la Novena Encuesta Nacional sobre Percepción de Inseguridad Ciudadana en México, presentada en noviembre de 2011 por la asociación México Unido Contra la Delincuencia A.C., en conjunto con Consulta Mitofsky, señala que tres de cada cuatro ciudadanos (74%) tienen mucho miedo a un robo a mano armada, mientras que 63% teme sufrir un secuestro y a 55% le preocupa ser víctima de un atentado terrorista.

 

ESTADO INEFICAZ

 

Para el maestro Adrián Ruiz de Chávez, coordinador general del área de Humanidades en la Universidad Anáhuac del Sur, es la descomposición social la que genera hechos como el ocurrido en una sala de Cinépolis Ermita. “Se trata de un tema de pérdida de valores y respeto al otro, pero también es un tema de ineficacia en las estructuras del Estado, que permite a los ciudadanos tener acceso a armas”.

 

De igual modo, el aumento en homicidios habla de que en México ya existen rasgos de sicosis, sobre todo en las zonas más afectadas por el crimen organizado.

 

Pero más allá de esto “significa un fenómeno derivado de la desintegración familiar, la pérdida de valores fundamentales, la violencia transmitida en los medios de comunicación y de una orientación excesiva de políticas públicas hacia la cuestión económica, dejando de lado temas sociales y de educación.

 

“Tenemos que reforzar valores humanos fundamentales y un espíritu de solidaridad que nos lleve a hacernos cargo uno de otros, que es lo que define a una sociedad”, acota el académico.

 

Ante dicho panorama, Jiménez Ornelas advierte que “México requiere una política social que afronte los problemas educativos, de empleo, seguridad y salud, pues sin estos elementos, se propicia el crecimiento de la violencia (…) Con esa transformación, también se prevendría que los jóvenes se incorporen al crimen organizado”.