BRASILIA. El magistrado Joaquim Barbosa, instructor del llamado juicio del siglo en Brasil, asumió la presidencia del Supremo Tribunal Federal y se convirtió en el primer negro, así como en el primer funcionario de origen humilde que llega a dirigir la máxima corte del país.
Barbosa, de 58 años, alcanzó alta popularidad en los últimos meses por su función como instructor en el proceso que condenó por corrupción a importantes aliados del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
El magistrado asumió la presidencia de la corte en una ceremonia cargada de simbolismo para un país en que el 50.7% de la población se declara afrodescendiente.
Como presidente del Supremo, Barbosa reemplaza a Carlos Ayres Brito, que se jubiló la semana pasada.
En el acto estuvieron presentes la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff; el presidente del Congreso, senador y expresidente José Sarney; y el Procurador General de la República, Roberto Gurgel, así como varios ministros y líderes políticos y parlamentarios.
Igualmente acudieron destacadas personalidades negras del país especialmente invitadas por Barbosa, entre ellas el cantante Martinho da Vila y los actores Lázaro Ramos y Milton Gonçalves.
El nuevo presidente de la máxima corte brasileña es hijo de un albañil y de una limpiadora que estudió en escuelas públicas antes de ser admitido como alumno de la también pública Universidad de Brasilia, una de las más prestigiosas del país.
Barbosa recibió un prolongado aplauso al ser investido en un acto en el que los principales oradores se refirieron al conocimiento jurídico y los aportes a la justicia del magistrado, que llegó al Supremo Tribunal Federal en 2003 por indicación de Lula, en la época presidente de la república.
El magistrado era entonces un desconocido fiscal que había avanzado en el escalafón del Ministerio Público Federal por haber realizado cursos de maestría, doctorado y especialización en Francia y Estados Unidos con estudios sobre la Corte Suprema en el sistema político brasileño” y las “acciones afirmativas” para combatir los prejuicios raciales.
Esas credenciales fueron tenidas en cuenta cuando Lula, el primer presidente de origen pobre de Brasil, anunció su intención de indicar a un negro como miembro del Supremo. EFE