Del vasto, casi infinito espectro electromagnético que viaja y resuena a través del universo, sólo podemos percibir aquella parte que corresponde a la luz.
Este espacio dentro del espectro es apenas una pequeña parte de toda la energía que existe, invisible a nuestros ojos, en el cosmos. Se podría decir que vivimos en una celda y que nuestros sentidos son pequeñas fisuras en las pa-redes que nos permiten ver un pedazo del paisaje. Construimos nuestra idea del mundo a partir de estas diminutas ventanas. Si la luz esnuestra ventana al mundo y el cine tiene la habilidad de capturar y manipular la luz, el cine es la oportunidad de construir el mundo que nos imaginamos.
Todo depende del cristal con que se mira, todo depende de la luz que se absorbe y refleja. Un objeto que recibe luz y la refleja nos parece brillante, el que la absorbe, opaco; lo que absorbe el rojo y el verde nos parecerá azul. La ciencias de la luz y el color pueden hablar con leyes y números sobre cómo se comportan estos fenómenos.
Sin embargo, no se puede decir lo mismo de la forma en la que interpretamos y entendemos la luz, eso dependerá de la historia de vida que compartamos con cada color, con cada haz de fotones. Si tu hija nace en un día nublado y gris, a partir de ese momento los días nublados despertarán en ti una sensación diferente.
Si bien la intensidad y el color de la luz son energía que nos afecta físicamente, son las circunstancias que vivimos sumergidos en esta energía las que les otorgan su significado. La idea que tenemos de nuestra ventana al mundo cambia con cada nueva experiencia que vivimos, y no es lo mismo ver el paisaje con una ventana redonda, pequeña y sucia que con una grande, cuadrada y brillante.
Ilustración: Yazmín Huerta | agridulceychicloso.blogspot.mx
Dice Vittorio Storaro que el cinefotógrafo escribe con luz. Esto quiere decir que más allá de su trabajo técnico (mantener la continuidad lumínica, sacar los planos en el plan de trabajo, hacer una lista de equipo), el director de fotografía usa sus luces, lentes, filtros y tripiés para construir el cuadro que será la ventana al mundo del director.
La luz que el cinefotógrafo decide utilizar sólo cobra relevancia cuando el espectador vive una nueva experiencia a través de la película; se convierte en una nueva forma de ver y reaccionar ante la luz y por lo tanto una nueva forma de ver y percibir el mundo. ¿Cuántas veces hemos salido de la sala sintiendo que ya no somos la misma persona?
Estoy seguro de que esto es parte esencial de la magia que se esconde en nuestro oficio. Algo más poderoso que cualquier discurso o consigna política que nos puedan vender en carteles, libros o estampitas. El cine va más allá de las palabras. El cine le permite a la luz hablar por sí misma.