MADRID. La conferencia anual de cambio climático que dio inicio este lunes en Doha con posiciones alejadas entre los países participantes y sin expectativas de alcanzar acuerdos vinculantes para reducir las emisiones más contaminantes que involucren a economías desarrolladas y emergentes.
Se trata de una cumbre con un perfil bajo, donde se van a tratar a priori temas colaterales, ya que desde Copenhague (2009) se perdió la oportunidad de alcanzar un acuerdo vinculante con objetivos cuantitativos y plazos que diera continuidad al Protocolo de Kioto.
Así lo explica el físico y jefe del Área de Evaluación y Modelización del clima de la Agencia de Meteorología (Aemet), Ernesto Rodríguez Camino, para quien es difícil “prejuzgar” lo que ocurrirá durante la cumbre aunque dependerá de China y Estados Unidos, grandes emisores de CO2.
Sobre la mesa de estas conferencias y a partir de Copenhague se ponen “cuestiones menores” como la reforestación o la deforestación evitando bucear en el meollo de las reducciones de los gases, afirma el experto.
La XVIII Cumbre de la ONU sobre Cambio Climático (COP18) persigue acercar posiciones sobre la extensión del Protocolo de Kioto, que expira a finales de año, y su sustitución en 2015 por un nuevo acuerdo global sobre la reducción de gases de efecto invernadero que debe entrar en vigor en 2020.
Estados Unidos -recuerda el experto en Clima- no firmó el Protocolo y China ha pasado de ser un país considerado en vías de desarrollo y sin obligaciones para limitar sus reducciones, a ser uno de los motores de las emisiones de CO2.
Por eso, asegura Rodríguez, es de suma importancia que las economías emergentes controlen los gases que emiten a la atmósfera, ya que de no ser así, el problema se puede escapar de las manos.
“Si no hay un esfuerzo definitivo, global y compartido para controlar las emisiones será difícil soportar aumentos de temperatura por encima de los 2 centígrados sobre el nivel preindustrial, causa probable de grandes trastornos sociales y medioambientales”.
Para el experto, las emisiones siguen aumentando sin indicios de que empiecen a decaer, ya que a su juicio es un tema muy complicado ligado a la economía.
“Ningún país quiere poner en riesgo su crecimiento económico y energético por compromisos ambientales”, asevera Rodríguez Camino.
En España, los planes para reducir emisiones han coincidido con una situación económica marcada por la crisis actual, causa destacada en la mitigación de gases, ya que los planes marcados por el ejecutivo son insuficientes y muy alejados de las disposiciones de otros países europeos, según Rodríguez.
Quizá, argumenta el físico, haya sido un intento por parte del Gobierno de no poner en peligro el crecimiento económico.
A su juicio, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) son un problema cuya solución hay que buscarla en lo económico, energético y tecnológico.
Si hubiese una tecnología capaz de producir energía, tan barata como los combustibles fósiles y que no emitiese CO2, el problema estaría resuelto apostilla Rodríguez, pero dicha fuente no existe y otras alternativas como las energías renovables necesitan ser estimuladas.
La conferencia sobre Cambio Climático de Doha (Catar) se desarrollará entre el 26 de noviembre y el 7 de diciembre, y está previsto que asistan más de 100 ministros de países de los cinco continentes.