SALTILLO. En sus últimas horas en Los Pinos, ya de retirada para que el PRI vuelva a habitarlos luego de 12 años, la primera dama Margarita Zavala ve su futuro inmediato en la política y aclara que va hacia adelante, a construir, por lo que no puede detenerse a seguir señalando a los traidores panistas que hicieron posible el triunfo de Enrique Peña Nieto.
Con una agenda en la que cada minuto de su última semana está lleno de solicitudes de medios nacionales y extranjeros, la Primera Dama dio un espacio exclusivo para VANGUARDIA el pasado miércoles en una de las oficinas de la Secretaría de Relaciones Exteriores, en el corazón de la Ciudad de México.
Como pocas veces en el sexenio, abrió una ventana en la intimidad de los Calderón-Zavala: habló de complicidades, temores, derrotas, desacuerdos… de la comunión entre Margarita y Felipe, más allá del Presidente y la Primera Dama.
Pero también respondió a los señalamientos de “asesina”, como algunos califican a la política anticrimen de su esposo; a los cuestionamientos de haber favorecido comercialmente a sus familiares durante el sexenio y, además, de frente a las cámaras, envió un mensaje a las víctimas y a los familiares de muertos por el crimen organizado.
Tras el llamado, en la campaña presidencial, de Vicente Fox para respaldar el proyecto priísta y la posterior derrota en las urnas de Josefina Vázquez Mota, Margarita calificó al expresidente como un traidor, alguien que había fallado a Josefina, al PAN, a la historia y a sí mismo.
Ante la pregunta de quién más estaría en ésa, su lista de “traidores”, aclaró que es un tema que duele, de ésos que de prevalecer no harían posible una buena vida: “Son recuerdos que no me gusta traer, que no dejan vivir lo suficientemente bien… no me gusta hablar de traidores, sino de constructores”.
El cuestionamiento era inevitable en el contexto de que el mismo Presidente Calderón la destapó hace siete meses para buscar Los Pinos en el lejano 2018, y sobre todo porque, aunque ella prefiere darle tiempo al tiempo en este tema, lo único que sí deja en claro es que seguirá en la política… y en el PAN, que va directo a una gran “operación cicatriz”.
Durante la entrevista, Margarita sortea tersamente los temas difíciles, y aunque sin palabras directas, liga su destino al quehacer panista. Incluso cuando se le cuestiona si el truncado proyecto de Vázquez Mota puede considerarse como una derrota para el grupo político que ella encabeza (que tomó el control de la campaña), responde: “No hay que subordinar esta anécdota, que es fuerte, pues, al destino de lo que es Acción Nacional”.
“Si te quiero es porque sos, mi amor, mi cómplice y todo”… entona tímidamente durante la entrevista para su marido; anhela fundirse en un gran abrazo con Felipe y sus hijos María, Luis Felipe y Juan Pablo el 1 de diciembre; en volver a tener la sencillez de las pequeñas cosas, sublimes luego de gobernar a un México moderno abatido por las peores crisis de seguridad y salud.
Y aclara que aunque Felipe es quien conduce, cuando a ella le toca ir al volante… realmente lo disfruta.
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