En tanto los gobiernos hablan de sus esfuerzos para reducir la emisión de gases de efecto invernadero, en el marco de los compromisos establecidos en el Protocolo de Kioto contra el cambio climático, la demanda de carbón, principalmente para la producción de electricidad, aumenta a un ritmo sostenido debido a su bajo costo.
A nivel global, la producción se elevó hasta 6% en 2010, el doble que el gas y cuatro veces más que el petróleo. En México, se estima que la demanda total de carbón crecerá 4.2% cada año hasta 2030, esto con el fin de satisfacer la demanda de energía a nivel nacional, advierte en un estudio Robert-Bruce Wallace, doctor en Economía por la UNAM.
En el marco de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP18), que se realiza en Qatar, y reúne a delegados de 195 países, diversos organismos internacionales han señalado el aumento en las emisiones de dióxido de carbono y gases de efecto invernadero en varias naciones.
Mariana Castillo, analista del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (CEMDA), advierte que los gobiernos no están tomando las medidas necesarias para reducir sus emisiones de dióxido de carbono.
«Es fundamental que México y el mundo dejen de lado el uso del carbón como fuente de energía, ya que aunque es de las más baratas también es de las que más contribuyen al cambio climático y a la salud de las personas», expresó.
En su estudio, Wallace afirma que “el incremento esperado de la participación de carbón se debe fundamentalmente al deseo del gobierno por diversificar el uso de los combustibles para la generación de electricidad y, por lo tanto, reducir la dependencia elevada del uso de gas natural”.
EL CARBÓN PRENDE LA LUZ
La participación en la producción mundial de electricidad mediante el uso de carbón en promedio para 2006 fue 41% y se espera que se incremente hasta 44% para 2015.
Lo anterior resulta preocupante si se toma en cuenta que la combustión de carbón para generar electricidad produce grandes emisiones de dióxido de carbono (CO2). De acuerdo con Ken Caldeira, investigador de la Carnegie Institution, en Washington D.C., la combustión de carbón licuado emite 40% más dióxido de carbono que el petróleo.
Se proyecta que de la generación de electricidad para 2030, el gas natural suministrará 59%, el carbón 19% y el petróleo 10%.
De acuerdo con Greenpeace, las plantas eléctricas sólo transforman en electricidad útil menos de la mitad del poder energético del carbón, sin embargo, este combustible genera 40% de la electricidad del mundo.
El organismo asegura que entre 1999 y 2006, la quema de carbón se incrementó 30%, a la vez que advierte que desde su extracción en minería hasta su combustión, causa impactos serios en la salud humana y en el medio ambiente, los cuales han sido cuantificados a nivel mundial por el Instituto de Investigación Holandés “CE Delft”, en 489 mil millones de dólares anuales.
MÉXICO Y SU REGIÓN CARBONÍFERA
La producción de carbón prácticamente se circunscribe a Coahuila, estado que produce, en promedio, 15 millones de toneladas al año, de acuerdo a la consultora Latin American Markets.
La cuenca de Sabinas (la fuente básicamente de carbón coquizable de contenido de ceniza más bajo que el de carbón térmico) y Fuentes-Río Escondido (la mayor parte de carbón térmico) producen más de 90% del carbón mexicano.
Asimismo, el Banco Mundial estima que en el país se producen 4.3 toneladas de dióxido de carbono per cápita.
Es en gran medida el impacto de las crisis económicas lo que ha devenido que los gobiernos busquen fuentes de energía económicas, lo que ha dado lugar a un aumento mundial en la oferta de carbón y, por ende, el incremento de dióxido de carbono.
“La energía barata es, por supuesto, un ingrediente vital para el continuo crecimiento económico de los países en desarrollo, pero las consecuencias de la creciente producción de carbón en las emisiones de CO2 y el calentamiento global son profundas”, advierte Wallace.
RICOS EN CARBÓN
EU 28.6%
Rusia 18.5%
China 13.5%
Australia 9%
India 6.7%