Cara, carísima. Así se le podría describir la de la actriz Lindsay Lohan que en los últimos meses se ha hechos algunos “ajustes” en pómulos, nariz y mentón. Por lo mismo, debería cuidar su inversión y no andar, como lo hace, formando parte de riñas callejeras.

 

Temperamental y sin control sobre su adrenalina, las personas que se encontraban en el Club Avenue en Manhattan atestiguaron como se confrontó con otra mujer por la atención de Max, miembro de la banda The Wanted, que en un momento se puso a charlar con la agredida y Lindsay, para reclamar la atención, la golpeó con el puño en la cara.

 

Aunque la chica agredida no requirió atención médica, sí se dirigió a las autoridades a levantar la denuncia correspondiente.

 

La madrugada de ayer, Lindsay Lohan fue detenida por la policía y trasladada a la comisaría con cargos de agresión en tercer grado y, cuatro horas después, pudo retirarse del lugar luego de pagar una fianza, informó el portal de noticias TMZ.

 

Lo curioso es que en el momento de salir de la comisaría a Lindsay le entró el pudor y la vergüenza y se cubrió la cara con una chaqueta negra. Algo completamente ilógico pues ha demostrado, a lo largo de estos años, que es todo menos una princesa.

 

A ver en qué paran todas estas historias que protagoniza la chica pues, por ejemplo, en mayo golpeó al gerente de otro centro nocturno, así como tiene muchos procesos abiertos, como el hurto de joyas en una mansión, el chocar y huir del sitio, demandas por incumplimiento de contrato, excesos de velocidad y consumos de sustancias no permitidas.

 

En si misma, parece un personaje irreal de película. Lástima.