Marcelo Ebrard entró a la Cámara de Diputados al trote corto, Gustavo Madero intentó pasar por detrás de la prensa, Miguel Ángel Mancera contestó una sola pregunta, Felipe Calderón saludó únicamente un par de veces. Todos tenían prisa, excepto los priistas.

 

“Demasiados previos para que acabara tan pronto”, aseguró por lo bajo un integrante del equipo de comunicación social de San Lázaro, en la explanada del recinto.

 

Ayer, desde las 4 de la mañana, la Cámara ya hervía de actividad. Para que Peña llegara a las 11:09 y saliera a las 11:21.

 

Aún inseguros del terreno que pisaban, las palabras mesuradas de los opositores fueron la tónica en la asunción de Peña Nieto.

 

A las 8:00 empezaron a llegar los invitados quienes, más que con palabras, expresaban su sentir con la actitud.

 

Gustavo Madero intentó pasar por detrás de donde estaban los reporteros. Cuando los periodistas lo interrogaron afirmó: “Sobre el gobierno entrante hay incertidumbre. Nosotros le damos el beneficio de la duda. La inseguridad deberá seguirse combatiendo. Estaremos muy atentos para que sea con respeto a los derechos humanos y con mayor eficacia”, aseguró.

 

 

En silencio pasaron los magistrados del Trife. Y los del IFE.

 

Poco después entró el ex gobernador de Veracruz Fidel Herrera. Su actitud era otra: “Es una gran oportunidad para las instituciones. El gabinete es excelente: hay políticos, técnicos, expertos; y hay esperanza. Esta es una nueva oportunidad para un partido que recibió una tarjeta amarilla y ahora vuelve con una tarjeta verde”.

 

Poco tiempo después llegó el mexiquense Alfredo del Mazo, pariente y mentor de Peña: “Viene un camino de desarrollo, de crecimiento y empleo, y también de paz”.

 

Ya rondando las 9:50, entraron juntos casi todos los integrantes del gabinete próximo. Rápido y sin hablar. Destacaban Luis Videgaray, Rosario Robles, José Antonio Meade y Salvador Cienfuegos. Faltaba Miguel Ángel Osorio Chong, que llegó poco después: “Estoy preocupado, muchos medios ya retomaron eso…”, decía por su celular mientras caminaba. No quiso decir a qué se refería.

 

Y llegaron. Los presidentes. El entrante y el saliente. Calderón posó y saludó, pero en momentos bajó la mirada. Y luego Peña Nieto, rodeado del Estado Mayor Presidencial, que lo cuidaba mucho más estrechamente que a Calderón. Con corbata gris (en su campaña siempre usó rojas -el color del PRI), Peña pasó mucho más rápido que su predecesor, flanqueado por la Comisión de Bienvenida y por Edwin Lino, su secretario.

 

 

Los reporteros en la explanada tardaron más en meterse al vestíbulo que Peña en salir, ya con la banda presidencial. Juras y te vas, se dijo.

 

La sesión se levantó y salió Miguel Barbosa, coordinador del PRD en el Senado. Y coincidió con el PAN: “Vamos a darle a Peña el beneficio de la duda, vamos a esperar buen gobierno, y no un gobierno sin controles”.

 

Después de eso, se disgregaron invitados y legisladores. Sólo quedó un grupo de diputados priistas (ellas uniformadas). Exultantes, bromistas, se tomaron la foto del recuerdo en la escalinata de entrada. Como escolares.