MANILA. Las autoridades elevaron hoy a 274 la cifra de muertos en las inundaciones y corrimientos de tierra causados por el tifón “Bopha” en Filipinas, mientras se busca a 279 desaparecidos y siguen las tareas para atender a más de 218,000 desplazados.

 

El director del organismo estatal Consejo Nacional de Prevención y Respuesta a los Desastres, Benito Ramos, indicó a los medios de información que además hay 339 heridos.

 

La mayoría de las víctimas mortales fallecieron en las provincias del Valle de Compostela (139) y Davao Oriental (114), en el este de la isla de Mindanao, por donde ayer entró el tifón con vientos sostenidos de 175 kilómetros por hora.

 

En la provincia de Surigao del Sur, también en Mindanao y donde se ha declarado el estado de calamidad, hay cuatro muertos confirmados, mientras que en Misamis Occidental murió un filipino de 31 años al golpearle un árbol abatido por los vientos huracanados de “Pablo”, el nombre local del tifón.

 

Otras víctimas fallecieron en Misamis Oriental (4), Agusan del Sur (3), Bukidnon (2), Negros Oriental (2), Leyte (1), Samar (1), Cebú (1) y Siquijor (1).

 

 

 

Muchos de los fallecidos murieron enterrados por avalanchas de tierra, como sucedió en la localidad de Nuevo Bataan, en el Valle de Compostela; otros perecieron ahogados o desaparecieron arrastrados por la riadas, mientras que los menos fallecieron electrocutados o golpeados por objetos impelidos por el viento.

 

Las Fuerzas Armadas se han sumado a las operaciones de rescate y asistencia de los damnificados, pero las condiciones del tiempo y la situación en que ha quedado el terreno donde se les necesita dificultan sus tareas.

 

El comandante general Ariel Bernardo, jefe de la X División de Infantería, señaló por la radio dzBB que han enviado dos compañías al Valle de Compostela, pero añadió que ellos también han sido “víctimas de la tormenta”.

 

“Nada ha quedado en pie en uno de nuestros cuarteles y todo el equipo de comunicación ha sido destruido”, apuntó el militar.

 

“Bopha” ha perdido fuerza desde que entró en Filipinas y ahora se encamina con vientos sostenidos de 120 kilómetros por hora hacia el Mar de China Meridional por la isla de Palawan (oeste).

 

Al menos 217,850 personas permanecen en Mindanao y la región de Visayas (centro) sin un hogar al que acudir, por lo que deben confiar en los centros de acogida o en la solidaridad de los vecinos.

 

Los daños a las infraestructuras y la agricultura serán cuantiosos, tan solo en el Valle de Compostela se acercarán a los cien millones de dólares, según los cálculos preliminares del gobernador del territorio, Arthur Uy.

 

El Consejo Nacional de Prevención y Respuesta a los Desastres tiene registradas 1,311 viviendas completamente destruidas, aunque muchas son chamizos, y otras 1,465 dañadas.

 

A ello se unen cinco puentes derrumbados y nueve carreteras cortadas, problemas que intentan corregir las autoridades y voluntarios para restablecer el tráfico rodado.

 

El gobierno de Filipinas se había preparado para la llegada de “Bopha” al país, la decimosexta tormenta del año, con la reubicación de las personas en zonas de riesgo y la suspensión de las clases en las provincias afectadas, entre otras medidas.

 

Aún así, la fuerza del viento y las copiosas lluvias que le acompañan han superado todas las previsiones y “Bopha” ha resultado ser el peor tifón del año.

 

“Bopha” cierra la temporada de tifones en Filipinas, estación que todos los años atrae entre 15 y 20 tifones y que empieza por lo general en junio y concluye en noviembre.

 

El año pasado ocurrió algo parecido con “Washi”, que llegó inesperadamente en el archipiélago filipino adentrado diciembre y mató a unas 1,200 personas.

 

 

 

 

( FOTOS: EFE )