El ruido de las ráfagas se mantiene como la constante nocturna para los habitantes de Torreón. Coahuila. A las balaceras, de las que sólo se reportan una parte, se suman los descuartizados que son esparcidos por la ciudad. Pero a este coctel de violencia se suma otro ingrediente, que no preocupa porque no es estridente: el aumento de los robos a casa habitación.
La disputa entre Chapos y Zetas no da tregua. La lucha por la plaza incluye los homicidios de personas de todas las edades, incluidos niños, jóvenes, mujeres y ancianos.
Además, tras 13 ataques en su contra este año, la Policía Federal se mantiene refugiada en una bodega de la colonia Fidel Velázquez, al oriente de esa ciudad lagunera.
Sin embargo, haber dejado el hotel donde estaban hospedados, no les valió para que cesaran los ataques en su contra. Los atentados alcanzan ya la nueva guarida federal.
A pesar de atender la amenaza de que los tenían en la mira, los delincuentes tienen ubicados a los agentes federales.
Violencia sin descanso
Y a diferencia del resto del país, este territorio tiene una escalada de homicidios, que lo coloca como el municipio más violento en el último mes, con un promedio de entre 6 y 10 muertos cada día.
Tan sólo del sábado a ayer sumaban 30 los ejecutados, es decir una decena de personas fueron asesinadas cada un día.
Algunos de estos muertos fueron acribillados y otros fueron descuartizados. Armar el rompecabezas es complicado para las autoridades, porque no siempre las cabezas corresponden al resto del cuerpo. “A veces tiran una parte de uno y al día siguiente la otra, con el propósito de no saber cuál es de cuál”, contó una persona ligada con la Procuraduría de Justicia de Coahuila.
La misma fuente revela que esta misma semana han sido tirados en bolsas de plástico 19 personas desmembradas.
Esa violencia sin parangón en la historia de ese municipio, colindante con Gómez Palacio y con Lerdo, Durango, ha provocado otros saldos en la vida cotidiana de sus habitantes, el que ahora la ciudad poco a poco esté amurallada, ante el riesgo de que “le vacíen a uno la casa”, dice un empleado federal, entrevistado vía telefónica.
“La ciudad está amurallada, porque los policías no toman en cuenta que hay vandalismo, de que los robos ahora son lo que más ocurre”.
Explicó que uno de los mayores temores de la gente es robo en casas habitación, en colonias y fraccionamientos. “Llegan, te tocan, si no les abres les da igual, te rompen la puerta, se meten, te dejan secuestrado en el baño. Mientras, vacían la casa y todo lo meten en un camión y así se van a otra y a otra casa”.
Esto, añadió, fue lo que provocó que muchas personas de clase media y media alta hayan decidido construir bardas con gran altura, para evitar que lleguen los ladrones, que ninguna autoridad detiene, porque todos están ocupados en la violencia del narcotráfico.
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