Entre un ambiente tenso y de incertidumbre para el PRD, Miguel Ángel Mancera asumió el poder de la capital del país.

 

Sin embargo, desde las primeras horas de ayer, el sucesor de Marcelo Ebrard se veía preparado.

 

No tendría una, sino varias sorpresas reservadas para los grupos que lo promovieron. La primera vendría con su llegada al pleno de la Asamblea Legislativa arropado por el priista Miguel Osorio Chong, secretario federal de Gobernación.

 

De inmediato resaltaría la amplia asistencia de gobernadores priistas como Fernando Ortega Barnés, de Campeche; César Duarte, de Chihuahua; Francisco Olvera, de Hidalgo; Eruviel Ávila, del Estado de México; José Calzada, de Querétaro; Andrés Granier, de Tabasco; Mariano González, de Tlaxcala; y los gobernadores electos Aristóteles Sandoval, de Jalisco; y Manuel Velasco, de Chiapas.

 

A ellos se sumarían el perredista, Graco Ramírez, de Morelos; y los aliancistas Gabino Cue, de Oaxaca; Rafael Moreno Valle, de Puebla; y Mario López Valdés, de Sinaloa.

 

Entre las curules perredistas comenzarían a preguntarse, ¿será fortuita la convocatoria priista?

 

Las sorpresas no cesarían al ver juntos y en el mismo corral a los líderes del PRD, hoy confrontados por la firma del Pacto por México convocado por el priista Peña Nieto, Jesús Zambrano y René Bejarano, apenas a unos metros del coordinador del PRI en el Senado, Emilio Gamboa Patrón.

 

Para la unción de Mancera habría un toque internacional con la presencia del jefe de Gobierno de Buenos Aires, Mauricio Macri, y embajadores de otras naciones.

 

Al prestar juramento ante la Asamblea Legislativa, a los perredistas les causaría extrañeza también no escuchar una sola vez la palabra “izquierda” en el discurso de Mancera.

 

Parecería un mal augurio para los líderes perredistas que esperaban ser incluidos en su gabinete.

 

Al filo del mediodía, las tribus de Bejarano y Los Chuchos confirmarían que este gobierno dejaría de ser del PRD.

 

De los 20 cargos del gabinete, que Mancera anunció en el Antiguo Palacio de Ayuntamiento, apenas ocuparían dos lugares y de menor rango: Desarrollo Rural y Trabajo.

 

En contraste, el equipo cercano de Ebrard ocuparía una mayor parte y se incluiría también a figuras externas como Salomón Chertorivski, ex funcionario del gobierno de Felipe Calderón, en Desarrollo Económico; y al empresario Simón Neumann, al frente de Desarrollo Urbano y Vivienda.

 

Una hora más tarde, Mancera llegaría al Auditorio Nacional para reunirse en privado con el cardenal Norberto Rivera y después salir a lucir su gabinete ante sus invitados especiales que representan a todos los nucleos de la sociedad.

 

En el escenario causaría extrañeza que en medio del gabinete quedara una silla vacía. En las primeras líneas de su discurso, Mancera revelaría que el lugar estaba reservado para Cuauhtémoc Cárdenas, primer jefe de Gobierno de las izquierdas en el DF, quien se hará cargo de los Asuntos Internacionales.

 

Tras el mar de sorpresas, Mancera le haría ver una realidad al PRD: “Tengo un claro mandato surgido de las urnas: más de 3 millones de personas decidieron que yo estuviera al frente del Gobierno del DF”.