La Policía no pudo detener a los hombres que con sus cadenas rompieron vidrios, a los que vestían de negro y lanzaban de forma coordinada bombas molotov o petardos. Tampoco capturó a los que robaron en los comercios.
En el expediente no hay alguna prueba que muestre que los detenidos son ellos, ni cadenas decomisadas, ni botellas con gasolina o las mochilas donde las escondían. Tampoco hay peritajes de las ropas de quienes retuvieron, que acreditaran que usaron materiales inflamables o que vestían de negro, con guantes o botas tipo militar como distintivo.
Los testimonios de quienes estuvieron en el lugar, los videos y fotografías publicadas por los medios de comunicación y en redes sociales muestran cómo desde muy temprano un grupo de alrededor de 500 personas prepararon las bombas molotov con botellas y la gasolina que portaban en sus mochilas.
Estas personas, cuando comenzaron sus ataques contra la Policía Federal, lo hicieron de forma bien organizada y articulada, lo que les permitió causar mayores destrozos.
Las imágenes también muestran a un grupo de cerca de 20 personas que están con los agentes federales, que tienen cadenas y mazos o martillos en las manos, los cuales se integraron después a la manifestación de forma imperceptible y participaron en los destrozos al mobiliario urbano. Varios de ellos portaban un guante negro.
El grupo de jóvenes vestidos de negro con algún distintivo rojo, además de lanzar piedras y palos, robaron un camión de basura y lo impactaron contra la valla de la Policía Federal que se ubicaba en San Lázaro, como no pudieron derribarla intentaron quemarlo, pero echaron agua los uniformados para impedirlo.
Sin probar nada
De acuerdo con el expediente, prácticamente ninguno de los que integraron esos grupos de ataque está detenido y sujeto a juicio. No existe en el expediente algún testimonio, documento o examen pericial que establezca que alguno de ellos portaba, al capturarlo o por lo menos fue visto con bombas molotov, mucho menos cadenas.
Tampoco las fotografías que integraron al legajo muestran la ropa distintiva que utilizaron, el guante blanco o negro o las botas tipo militar con las que se podía identificar a estas personas.
Los testimonios de los policías sólo hablan de personas que los golpeaban y que, en general, causaban destrozos, pero no son precisos en qué tipo y de qué forma los provocaban y, por el contrario, los detenidos presentaron testimonios y documentos de que fueron sorprendidos por los uniformados sin ni siquiera participar en la manifestación.
Tampoco en las declaraciones de los afectados, como comerciantes y representantes de establecimientos mercantiles, pudieron identificar a alguno de los que causaron los destrozos. En sus declaraciones mencionan que en una siguiente comparecencia ofrecerán las imágenes de las cámaras de seguridad que poseen en los inmuebles afectados, junto con el testimonio de otras personas, pero al menos en los dos expedientes que la Procuraduría capitalina consignó ante los jueces, estos no incluyen esas pruebas.
Las probanzas centrales que integraron al expediente en realidad fueron pocas: tres videos, algunas fotografías, los partes informativos de los policías y las declaraciones de los agentes y los detenidos.
Lo mismo no hay fotografías que vinculen a las personas con las agresiones, tampoco elementos como cadenas, botellas o mochilas decomisadas, o peritajes que muestren el uso de material inflamable, por eso la Procuraduría tampoco acreditó el uso de la violencia extrema ni siquiera los incendios. (Con información de Luis Velázquez)