SHANGAI. China conmemoró hoy el 75º aniversario de la Matanza de Nankín, perpetrada por tropas japonesas, en un momento de gran tensión entre Pekín y Tokio debido a las disputas territoriales en las islas Diaoyu/Senkaku, sobrevoladas también hoy por aviones militares de ambos países.

 

Un avión militar chino entró hoy a las 11.06, hora local japonesa (2.06 GMT), en el espacio aéreo de esas islas, lo que llevó a Tokio a enviar a la zona ocho cazas F-15 y un avión de alerta rápida E-2C, lo que elevó aún más las tensiones en una fecha de ingrato recuerdo para ambas partes.

 

Tal día como hoy de 1937 se iniciaba en Nankín, entonces capital de la República de China, una masacre que se prolongó durante un mes y medio, recordada esta vez con una vigila de madrugada y una ceremonia solemne.

 

En aquel 13 de diciembre, el Ejército japonés invadió Nankín, y en las seis semanas siguientes sus tropas incendiaron y saquearon, violaron en masa a decenas de miles de mujeres y asesinaron a entre 150 mil y 340 mil personas, según distintas fuentes históricas.

 

El incidente aéreo de esta mañana ha reabierto las heridas del pasado, y en su rueda de prensa diaria el portavoz de Asuntos Exteriores chino Hong Lei recordó hoy que aquella matanza fue “una atrocidad que cometieron las fuerzas militares niponas”.

 

También preguntado por los sucesos de hoy, el portavoz oficial instó a Japón a que abandone las “actividades ilegales” que está llevando a cabo en el espacio aéreo de las islas, y al mismo tiempo consideró “normal” que aviones chinos las sobrevuelen.

 

La disputa sobre el archipiélago Diaoyu, conocido como Senkaku por Japón y Tiaoyutai por Taiwán -que también lo reclama-, se recrudeció el pasado septiembre, cuando el Gobierno nipón nacionalizó tres de las islas y desató una ola de protestas en China.

 

A raíz de esta situación, las relaciones bilaterales entre ambos países vecinos viven el peor momento en años, a lo que no ayuda la aún no cicatrizada herida de Nankín, masacre que algunos sectores ultraderechistas nipones incluso niegan que ocurriera.